Roberto Burle Marx, dibujo de la serie Pithecolobium (1961).
Estimadxs amigos y amigas,
Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
En la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, abrió la sesión con el comentario descabellado de que la Amazonía —que ha estado incendiándose por semanas— “prácticamente no se ha tocado” y que “un medio mentiroso y sensacionalista” ha estado avivando las llamas de las noticias falsas. La Amazonía, 60% de la cual está en Brasil, no es el “patrimonio de la humanidad”, dijo Bolsonaro. Es territorio brasileño, dijo, y si Brasil quiere talarla, que así sea.
Siguiendo a Bolsonaro, Trump hizo algunos comentarios incoherentes en la ONU sobre la soberanía y el patriotismo. Mientras afirmaba que era un nacionalista que defendía la soberanía de las naciones, amenazó abiertamente a Irán y Venezuela con una guerra. Su soberanía no tenía ninguna consecuencia para Trump.
Mi comentario en Democracy Now, 25 septiembre de 2019
El antídoto a Trump vino de parte de la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, quien se posicionó con Cuba y Venezuela y entregó una declaración realmente potente sobre la catástrofe climática desde el punto de vista de los pequeños Estados insulares.
Primera ministra Mia Amor Mottley, Naciones Unidas, 27 septiembre de 2019
Mottley representa la razón. Bolsonaro y Trump representan la irracionalidad. Como parte de su discurso, Bolsonaro atacó a Raoni Metuktire, un líder del pueblo indígena brasileño Kayapó. Dijo que Metuktire representa a los gobiernos extranjeros en vez de a su propia comunidad o a los brasileños. Las ONGs, dijo Bolsonaro, “insisten en tratar de mantener a nuestros indios como verdaderos cavernícolas”. Esto es incendiario. Es también racista. El jefe Raoni, con su modo compuesto pero agudo, respondió que la guerra de Bolsonaro en el Amazonas “no es solo mala para los indígenas. Es un desastre para toda la humanidad”.
Desde nuestra oficina del Instituto Tricontinental de Investigación Social en São Paulo viene la Alerta roja Nº 3, una rápida introducción a la situación basada en la documentación de hechos y en la razón. Se puede descargar aquí y leer más abajo. Para un abordaje más profundo de la Amazonía, lea nuestro dossier nº 14, publicado en marzo por nuestra oficina de São Paulo.
Alerta roja Nº 3. Incendios en la Amazonía brasileña
¿Qué está sucediendo en la Amazonía?
El 19 de agosto el cielo de São Paulo, la ciudad más poblada de Brasil, se oscureció en la mitad de la tarde. Residuos y humo de los incendios en la Amazonía nublaron la ciudad. Estos incendios fueron provocados el 10 y 11 de agosto por los ruralistas en la región de Novo Progresso y Altamira (en el estado de Pará). Estos ruralistas incluyen a grandes terratenientes, agricultores propietarios de tierras, acaparadores de tierras, comerciantes de tierras, madereros y agroindustriales, en su forma más desarrollada. Durante estos días, organizaron “días de fuego” para demostrar su apoyo al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Los incendios encendieron alarmas mundialmente. Dentro de Brasil, individuos, organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos e institutos de investigación —con sus diferentes maneras— criticaron los incendios en el Amazonas y sus implicaciones. Se han producido protestas alrededor del mundo contra los incendios, ya que es bien sabido que el Amazonas es uno de los mayores sumideros de carbono del planeta. Si se alcanza un 25% de deforestación en el Amazonas, entonces la selva tropical habría alcanzado un punto de no retorno. En ese momento, la vegetación pierde su capacidad de regenerarse y probablemente transformaría la selva en una sabana.
La destrucción de la Amazonía podría llevar a un aumento de las temperaturas y a una mayor inestabilidad climática. Es por eso que los incendios se volvieron un asunto mundial tan rápidamente.
¿Qué explica el aumento de incendios forestales en la Amazonía en 2019?
El Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (IPAM, por su sigla en portugués) registró que los incendios en el Amazonas durante los primeros ocho meses de 2019 superaron por un 60% el promedio de incendios de los últimos tres años en el mismo periodo de ocho meses. El número total de incendios en estos ocho meses del año es de 32.728.
El IPAM señala que estos incendios fueron producidos tanto por el uso deliberado de fuego para despejar el bosque, como por el impacto que tiene la deforestación en la creación de matorrales secos que son detonantes para incendios forestales. “Las diez municipalidades amazónicas que registraron los números más altos de incendios”, escribieron los investigadores del estudio, “fueron las que tienen también los índices más altos de deforestación”.
Desde que Jair Bolsonaro ganó la presidencia de Brasil, los ruralistas han dejado claro que ellos definen la política gubernamental respecto a los bosques, la tierra, la explotación forestal y la agricultura. La elección de Ricardo Salles como ministro de Medioambiente de Bolsonaro envió un mensaje claro a los ruralistas. Salles tiene vínculos fuertes con los ruralistas, mucho más fuertes que cualquier vinculo con el movimiento ambientalista. Tanto Bolsonaro como Salles han dejado claro que sirven a los intereses de los ruralistas más que a las sólidas políticas y agencias medioambientales del país.
La dominación de los ruralistas sobre la política en Brasil y su capacidad para debilitar el marco regulatorio dentro de un corto periodo de tiempo son responsables de los incendios forestales en la Amazonía.
Vija Celmins, Forest Fire [Incendio forestal], 1965-66
¿Qué está haciendo el gobierno de Bolsonaro que perjudica al medioambiente?
- a. Debilitar a las agencias regulatorias. El gobierno de Bolsonaro ha comenzado a recortar los presupuestos de las agencias medioambientales, tales como el Instituto Brasileño de Medioambiente y Recursos Naturales Renovables (IBAMA). El gobierno redujo el 24% del presupuesto de IBAMA desde R$363,3 [US$89,9] millones a R$279,4 [US$68,2] millones.
- b. Debilitar las protecciones legales. El hijo de Bolsonaro, el senador Flávio Bolsonaro, redactó un proyecto de ley con el senador Márcio Bittar (PL 2.362/2019) que eliminaría la protección de 167 millones de hectáreas de bosque, esto es, cerca del 30% de la cubierta forestal de Brasil. El intento de destruir las barreras legales para los ruralistas permanece sano y salvo.
- c. Debilitar el Fondo Amazonía. En 2008, bajo el gobierno del ex presidente Lula Inácio da Silva —quien permanece en prisión como refugiado político—, se creó el Fondo Amazonía para recaudar fondos para monitorear, prevenir y combatir la deforestación, así como para apoyar proyectos de conservación de la Amazonía y de uso sustentable de sus recursos. El gobierno de Bolsonaro intentó reasignar recursos del Fondo Amazonia a los ruralistas, como compensación por la pérdida de cubierta forestal. El gobierno usó alrededor de R$1.500 millones [US$366 millones] del Fondo Amazonía para financiar las operaciones y la lucha contra incendios de IBAMA, además del uso de ese dinero para financiar a las empresas que están operando en el Amazonas. Este cambio en las prioridades del Fondo ha alarmado a los principales donantes, Noruega y Alemania. Debido a los incendios en la Amazonía este año, los donantes del fondo han suspendido sus aportes.
- d. Debilitar la protección de la tierra. El gobierno de Bolsonaro casi ha alentado a los ruralistas a usar métodos ilegales para acaparar tierras en la región del Amazonas. El nivel de violencia contra líderes de movimientos populares ha aumentado. Se está inculcando una cultura de impunidad hacia la violencia (como lo demuestra el indulto otorgado a agentes de la policía que participaron en masacres, como la del 17 de abril de 1997 en la que se mató a 21 miembros del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra en Eldorado dos Carjás en Pará).
¿Qué es posible en la Amazonía?
- a. Garantizar los derechos de las personas que viven en la selva tropical sobre sus propios recursos y sus vidas. Garantizar los derechos de los pueblos indígenas, lxs quilombolas (afro-brasileñxs que viven en comunidades rurales, inicialmente creados por quienes escaparon de la esclavitud) y el campesinado. Ellxs son quienes tienen más en juego en la preservación del medioambiente.
- b. Defender la soberanía nacional y popular sobre los recursos naturales contra los intereses de las empresas multinacionales.
- c. Crear redes en Brasil y alrededor del mundo para defender al pueblo del Amazonas y del Cerrado (la sabana tropical).
- d. Fortalecer los lazos entre los pueblos de los varios países que están en la región amazónica. Estos países incluyen a Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Surinam y Venezuela.
Una de las agencias del Ministerio de Medioambiente de Brasil que supervisa el Amazonas se llama Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio). El nombre Chico Mendes es clave aquí. Mendes, un líder sindical y ambientalista, que fue asesinado a tiros por el hijo de un hacendado el 22 de diciembre de 1988. La conspiración para matar a Mendes incluyó a la Unión Democrática Ruralista —la organización de los hacendados— y a la policía local. Los hacendados querían la tierra sin regulaciones y a lxs trabajadorxs sin sindicato. Las balas abatieron a Chico Mendes, pero a su alrededor los incendios y las motosierras destruyeron su querida Amazonas. “Al principio, pensé que estaba luchando para salvar árboles de caucho”, dijo Chico Mendes antes de morir. “Luego pensé que estaba luchando para salvar la selva amazónica. Ahora me doy cuenta que estoy luchando por la humanidad”. Este sentimiento ahora hace eco en el jefe Raoni Metuktire.
En 1975, cuando los hacendados comenzaron a talar los bosques con el apoyo total de la dictadura militar, Chico Mendes le enseñó a sus compañerxs caucherxs sobre el empate. Este empate era un bloqueo humano. Mientras los hacendados y la dictadura traían sus retroexcavadoras y motosierras para cortar el bosque, Chico y sus compañerxs trabajadorxs formarían un cordón bloqueando el acceso a los tesoros del Amazonas. “No tengan miedo”, les decía, “no va a pasar nada”. Con valentía, se enfrentaron a la locura y protegieron sus bosques.
Estamos de nuevo en la era de la locura, al borde de la destrucción de la Amazonia, una era que exige el empate.
Cordialmente, Vijay.