En ausencia de una utopía robusta de la izquierda, lo que se conoce con el nombre de socialismo, hay desorientación. El cinismo y la toxicidad a menudo se han apoderado de la insatisfacción y de las aspiraciones rotas de las poblaciones traicionadas y las han empujado a los brazos de la extrema derecha. El odio a la inmigración y a la diferencia se ven como el antídoto para la pérdida de empleos y los desalojos de las viviendas. «No dejen de soñar», como dijo Neuri. No es un gesto sentimental, sino un acto de necesidad política. Hay que construir la utopía de la izquierda, la idea de que un futuro socialista es necesario y factible.
Cuando Neuri dijo estas palabras, recordé al gran poeta comunista español Fernando Macarro Castillo, conocido como Marcos Ana (1920-2016). El pasó 23 años en las cárceles del dictador español Franco. Se dice que es el republicano con más años en tales cárceles. Mientras estaba en la prisión, Marcos Ana escribió hermosos versos, versos de esperanza. En su libro Decidme cómo es un árbol, tiene un poema: Mi casa y mi corazón, que es sobre una casa sin llaves, de puertas abiertas, una visión de lo que debería ser la utopía.
Mi casa y mi corazón
Sueño de libertad
Si salgo un día a la vida
Mi casa no tendrá llaves:
Siempre abierta, como el mar,
El sol y el aire.
Que entren la noche y el día,
Y la lluvia azul, la tarde,
El rojo pan de la aurora;
La luna, mi dulce amante.
Que la amistad no detenga
Sus pasos en mis umbrales,
Ni la golondrina el vuelo,
Ni el amor sus labios. Nadie.
Mi casa y mi corazón
Nunca cerrados: que pasen
Los pájaros, los amigos
El sol y el aire.
Vengan. Este es el mundo en el que queremos vivir, un mundo de convivialidad y sensibilidad, un mundo en el que lo mejor de cada uno nos enriquece a todxs. Exigimos el derecho a soñar con ese mundo, con un futuro socialista que trascienda el presente de desigualdad social y destrucción de la naturaleza, el envenenamiento de las interacciones humanas que el deseo de mercancías inalcanzables trae consigo.
Y así, en nuestra reunión, nuestro equipo enfatizó nuestros tres principios cardinales:
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