El avance de la extrema derecha en diversas regiones impone un debate interesante sobre el uso del término «fascismo». Algunos teóricos dicen que el fascismo sucedió en Italia en un contexto específico del siglo XX y no puede ser comparado con otros gobiernos o regímenes. Otros analistas dicen que las semejanzas son tan grandes que es imposible usar otra denominación. ¿Cuál es su posición en ese debate? ¿Debemos o no llamarlos fascistas? ¿O esa terminología no debería ser una preocupación en este momento?
Esos debates son importantes, pero la cuestión no es llegar solos al análisis correcto. La cuestión es promover un debate para aclarar cómo entendemos conjuntamente la coyuntura actual. La razón por la cual volvemos la mirada a los años 20 y 30 es para entender ¿cómo fue el autoritarismo dentro de la democracia en aquella época? Porque, al fin y al cabo, [Benito] Mussolini y [Adolf] Hitler llegaron al poder a través de la democracia, de las urnas, y luego profundizaron el papel autoritario de la política en la sociedad.
Pero el contexto que produjo a Hitler y a Mussolini, a los fascistas y los nazis, era muy diferente del contexto actual. En esa época, el encargo principal que los capitalistas y la burguesía les dieron era llegar al poder y aplastar al movimiento de lxs trabajadorxs. Esa era la tarea principal de los fascistas y nazis clásicos de comienzos del siglo XX. Hoy los movimientos de trabajadorxs son mucho más débiles. El encargo de la burguesía no fue: «Eh, fascistas, vuelvan al poder y destruyan el movimiento de los trabajadores». No es la misma situación. No es correcto argumentar por analogías, diciendo “hoy tenemos líderes que dan declaraciones horribles, que quieren encerrar a periodistas, es similar a como era antes, por lo tanto es lo mismo”. No. Miremos la coyuntura actual por lo que es.
En el período neoliberal, las políticas neoliberales han tenido dos efectos. Uno fue debilitar mucho el poder de organización de lxs trabajadorxs y campesinos, de todos los tipos de trabajadorxs de la sociedad. No fue sólo que su poder de negociación disminuyó. Su capacidad de auto organizarse disminuyó. En mi opinión, eso es muy importante.
Hoy tenemos sindicatos menos fuertes y eso creó una situación explosiva, en la que la burguesía se enriqueció cada vez más en este período. Thomas Piketty presentó datos que comprueban lo que ya sabíamos: existe una desigualdad inmensa. La burguesía temía mucho que el aumento de la desigualdad tuviese el potencial de generar cierta convulsión social. Vimos la irrupción de revueltas, revueltas por comida, el «Caracazo» en Venezuela. Se desataron levantamientos contra las elites.
En ese momento, se observa la intensificación del giro ideológico hacia la derecha, en el que la elite comienza a perseguir a determinadas poblaciones, feministas, minorías, refugiados, migrantes, y comienza a culparlos. Diciendo cosas como: «Usted no tiene empleo por culpa de los migrantes». Fueron los neoliberales quienes introdujeron esas ideas en el discurso político para mantener el control del sistema.
Pero los neoliberales se agotaron. Todo el mundo sabe que ellos fueron los responsables por la desigualdad y la degradación. Y fue en ese momento, con la izquierda muy debilitada, que la extrema derecha, la derecha autoritaria, aparece y se apropia de lo que los neoliberales introdujeron. Los neoliberales decían que no se podía permitir mucha migración porque amenazaba el empleo. La extrema derecha tomó esa narrativa y la llevó al extremo, hasta una perversidad terrible, y llegó al poder.
Desde mi perspectiva, esos neo autoritarios y neofascistas que han proliferado no son fascistas convencionales del siglo XX. Son algo bastante diferente. No necesitan destruir las instituciones de la democracia, sino simplemente vaciarlas. Aún hay elecciones, parlamentos y todo lo demás. No necesitan una dictadura, porque vaciaron el concepto de democracia. Por vías autoritarias e ideológicas, vaciaron la democracia, la prensa, la capacidad de debate de las personas, y es así como crean esa perversidad de extrema derecha.
Entonces, es diferente de lo que sucedió a comienzos del siglo XX. Tenemos que aprender de aquel momento para afinar nuestro análisis, pero necesitamos también un análisis de las condiciones concretas del período actual.
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