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Boletín de Noticias

El Sur Global lleva a Israel ante los tribunales | Boletín 3 (2024)

El 11 y 12 de enero, la Corte Internacional de Justicia celebró audiencias públicas sobre si Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos de Gaza. Sudáfrica inició el caso con una denuncia de 84 páginas en la que alegaba que Israel había incumplido sus obligaciones en virtud de la Convención sobre el Genocidio de 1948. Varios Estados del Sur Global han apoyado la iniciativa de Sudáfrica, mientras que la clase política del Norte Global ha redoblado su apoyo a Israel. El mundo espera el veredicto del tribunal.

Tarek al-Ghoussein (Palestine), Untitled 9 from the series Self Portrait, 2002.

Tarek al-Ghoussein (Palestina), Sin título 9 de la serie Autorretrato, 2002.

Queridos amigos y amigas,

Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

El 11 de enero, Adila Hassim, abogada del Tribunal Superior de Sudáfrica, se presentó ante los jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y afirmó: «Los genocidios nunca se declaran de antemano. Pero este tribunal tiene el beneficio de las pruebas de las últimas 13 semanas que muestran de forma incontrovertible un patrón de conducta y una intención relacionada que justifica una afirmación plausible de actos genocidas». Esta declaración centró la presentación de Hassim de la denuncia de 84 páginas de Sudáfrica contra el genocidio israelí de palestinos en Gaza. Tanto Israel como Sudáfrica son partes en la Convención sobre el Genocidio de 1948.

El expediente del gobierno sudafricano documenta muchas de las atrocidades perpetradas por Israel, así como, y esto es crucial, las declaraciones de intención de llevar a cabo un genocidio realizadas por altos funcionarios israelíes. Nueve páginas de este texto (pp. 59 a 67) enumeran «expresiones de intención genocida» realizadas principalmente por funcionarios del Estado israelí, como llamamientos a una «Segunda Nakba» y a una «Nakba de Gaza» (Nakba, que significa catástrofe en árabe, se refiere a la expulsión de las y los palestinos de sus hogares en 1948 que condujo a la creación del Estado de Israel). Estas escalofriantes declaraciones de intenciones han aparecido repetidamente en los discursos y declaraciones del gobierno israelí desde el 7 de octubre junto con lenguaje racista sobre «monstruos», «animales» y la «jungla» para referirse a los palestinos. En uno de los muchos casos de este tipo, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, declaró el 9 de octubre de 2023 que sus fuerzas están «imponiendo un asedio total a Gaza. No hay electricidad, ni alimentos, ni agua, ni combustible. Todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia».

Tembeka Ngcukaitobi, otro defensor de Sudáfrica, describió estas palabras como un «lenguaje de deshumanización sistemática». Este lenguaje, junto con el carácter del asalto israelí a Gaza—que hasta la fecha ha cobrado más de 24.000 vidas palestinas, ha desplazado a casi toda la población y ha sumido al 90% de ella en una grave inseguridad alimentaria— debería proporcionar una base suficiente para la acusación de genocidio.

Resulta apropiado que el nombre de Adila Hassim signifique rectitud o justicia en árabe y que el nombre de Tembeka Ngcukaitobi signifique digno de confianza en xhosa.

John Halaka (Palestine), Memories of Memories, 2023.

John Halaka (Palestina), Memories of Memories [Recuerdos de recuerdos], 2023.

En la audiencia de la CIJ, Israel fue incapaz de responder de forma creíble a la denuncia de Sudáfrica. Tal Becker, asesor jurídico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, dedicó toda su intervención a acusar a Hamás, que no es parte en el litigio. Fue Hamás, dijo Becker, quien creó el «ambiente de pesadilla» en Gaza, no Israel.

Después de que Israel expusiera sus argumentos, los 15 jueces de la CIJ iniciaron sus deliberaciones. Las presentaciones de los días 11 y 12 de enero no fueron más que una audiencia prima facie para determinar si existen pruebas suficientes para proceder a un juicio, que, de producirse, probablemente duraría años. Sin embargo, Sudáfrica pidió al tribunal que aplicara «medidas provisionales», es decir, una orden de emergencia de los jueces de la CIJ en la que se inste a Israel a detener su ataque genocida contra los palestinos. Esto supondría un duro golpe para la ya mermada legitimidad de Israel, así como para la de su principal valedor, Estados Unidos. Existe un precedente considerable para esta medida. En 2019, Gambia consiguió que el tribunal ordenara medidas provisionales contra el gobierno de Myanmar por sus ataques contra la población rohingya. El mundo espera el veredicto del tribunal.

Ibrahim Khatab (Egypt), Do What You Want Under the Trees, 2021.

Ibrahim Khatab (Egipto), Do What You Want Under the Trees [Haz lo que quieras bajo los árboles], 2021.

El día antes de que comenzaran las audiencias, Estados Unidos hizo pública una declaración en la que afirmaba que «las acusaciones de que Israel está cometiendo genocidio son infundadas». Una vez más, el gobierno estadounidense respaldó plenamente a Israel, interviniendo en su favor no sólo con palabras, sino proporcionando armas y apoyo logístico para el genocidio. Por ello, Sudáfrica prepara ahora una demanda contra Estados Unidos y el Reino Unido para presentarla ante la CIJ.

En noviembre de 2023, cuando el carácter genocida de la guerra ya era ampliamente aceptado en todo el mundo, el Congreso estadounidense aprobó un paquete de 14.500 millones de dólares en ayuda militar a Israel. Mientras la CIJ celebraba su audiencia, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, declaró a la prensa que Estados Unidos «seguirá suministrando [a Israel] las herramientas y capacidades que necesita», lo que hizo de nuevo recientemente, los días 9 y 29 de diciembre, cuando transfirió más armas a Israel. Cuando en el Congreso le preguntaron sobre la preocupación por la pérdida de vidas humanas, Kirby afirmó que «seguimos sin ver indicios de que [Israel esté] violando las leyes de los conflictos armados». Kirby, ex almirante, reconoció que «hay demasiadas víctimas civiles». Sin embargo, en lugar de pedir que se ponga fin a los ataques contra civiles, afirmó que Israel debe «tomar medidas para reducirlos». En otras palabras, Estados Unidos ha dado luz verde y carta blanca a Israel para que haga lo que quiera con los palestinos.

Cuando el pueblo de Yemen, dirigido por Ansar Allah, decidió bloquear la circulación de barcos hacia Israel en el Mar Rojo, Estados Unidos formó una «coalición» para atacar Yemen. El día de la presentación de Sudáfrica ante la CIJ, Estados Unidos bombardeó Yemen. El mensaje era claro: Estados Unidos no sólo prestará apoyo incondicional al genocidio, sino que también atacará a los países que intenten ponerle fin.

Shaima al-Tamimi (Yemen), So Close Yet So Far Away, 2018.

Shaima al-Tamimi (Yemen), So Close Yet So Far Away [Tan cerca y tan lejos], 2018.

Las atrocidades perpetradas por Israel, así como la resistencia del pueblo palestino, han movido a millones de personas de todo el mundo a salir a la calle, muchas de ellas por primera vez en su vida. Las redes sociales, en casi todos los idiomas del mundo, están saturadas de contenidos que denuncian las terribles acciones de Israel. El foco de atención no parece disminuir, 400.000 personas marcharon hacia el capitolio de Estados Unidos el pasado fin de semana, el mayor número en la historia del país. El creciente fervor y la magnitud de estas manifestaciones han provocado preocupación en el Partido Demócrata de que el presidente Joe Biden, pierda no sólo el voto árabe-estadounidense en estados clave como Michigan, sino que los activistas liberales de izquierda no apoyen su campaña de reelección.

Chie Fueki (Japan), Nikko, 2018.

Chie Fueki (Japón), Nikko, 2018.

En el transcurso de los dos últimos años, desde el inicio de la guerra de Ucrania hasta ahora, se ha producido un rápido declive de la credibilidad de Occidente. Esta caída de la legitimidad no comenzó con la guerra de Ucrania ni con el genocidio en Palestina, aunque ambos acontecimientos ciertamente han acelerado el declive de la autoridad de los países de la OTAN. El portavoz de Ansar Allah, Mohammed al-Bukhaiti, publicó un vídeo de una marcha a favor de Palestina en Nueva York que tal vez sea indicativo del estado de ánimo en la mayor parte del mundo y escribió: «No somos hostiles al pueblo estadounidense, sino a la política exterior estadounidense que ha causado la muerte de decenas de millones de personas, amenaza la seguridad y la protección del mundo y también expone las vidas de los estadounidenses al peligro. Luchemos juntos para establecer la justicia entre los pueblos».

Desde el inicio de la Tercera Gran Depresión en 2007, el Norte Global ha perdido lentamente su control sobre la economía mundial, la tecnología y la ciencia, y las materias primas. Los multimillonarios del Norte Global profundizaron su «huelga de impuestos», desviando una gran parte de la riqueza social hacia paraísos fiscales e inversiones financieras improductivas. Esto dejó al Norte Global con pocos instrumentos para mantener el poder económico, incluida la capacidad que una vez tuvo para realizar inversiones en el Sur Global. A finales de este mes, el Instituto Tricontinental de Investigación Social publicará un nuevo dossier, La agitación del orden mundial, y un estudio, Hiperimperialismo: Una nueva etapa decadente y peligrosa, que detallan los males del presente y el nuevo estado de ánimo creado por el ascenso del Sur Global. La demanda ante la CIJ presentada por Sudáfrica y respaldada por varios Estados del Sur Global es un indicio de este estado de ánimo.

Athier Mousawi (Iraq-Britain), A Point to A Potential Somewhere, 2014.

Athier Mousawi (Iraq-Britania), A Point to A Potential Somewhere [Un punto hacia un potencial en algún lugar], 2014.

Para la mayoría de los habitantes del planeta está claro que el Norte Global ha fracasado a la hora de abordar las crisis planetarias, ya sea la crisis climática o las consecuencias de la Tercera Gran Depresión. Ha intentado sustituir la realidad con eufemismos como «promoción de la democracia», «desarrollo sostenible», «pausa humanitaria» y, por parte de los Ministros de Relaciones Exteriores del Reino Unido, David Cameron, y de Alemania, Annalena Baerbock, la ridícula formulación de un «alto el fuego sostenible». Las palabras vacías no sustituyen a las acciones reales. Hablar de un «alto el fuego sostenible» mientras se arma a Israel o hablar de «promoción de la democracia» mientras se respalda a gobiernos antidemocráticos define ahora la hipocresía de la clase política del Norte Global.

El 12 de enero, el gobierno alemán hizo pública una declaración en la que afirmaba que «rechaza firme y explícitamente la acusación de genocidio que se ha lanzado ahora contra Israel». En consonancia con el nuevo estado de ánimo en el Sur Global, el gobierno de Namibia recordó a los alemanes que habían «cometido el primer genocidio del siglo XX en 1904-1908, en el que decenas de miles de namibios inocentes murieron en las condiciones más inhumanas y brutales». Esto se conoce como el genocidio Herero y Namaqua. Según el Gobierno de Namibia, Alemania «aún no ha expiado plenamente el genocidio que cometió en suelo namibio». Por ello, Namibia «expresa su profunda preocupación por la escandalosa decisión» del gobierno alemán de rechazar la acusación contra Israel.

Israel, por su parte, afirma que continuará este genocidio «todo el tiempo que sea necesario», aunque sus ya precarias justificaciones siguen deteriorándose con creciente rapidez. Detrás de esta violencia está la menguante legitimidad del proyecto de la OTAN, cuyas santurronerías suenan como arrastrar las uñas por una pizarra ensangrentada.

Cordialmente,

Vijay