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Boletín de ArteNº 5

Asaltar los castillos y definir el acontecer

Nuestro Boletín de Arte de julio rinde homenaje a lxs artistas revolucionarixs que inspiran un compromiso político permanente, entre ellos, Barry Gilder y el Medu Arts Ensemble.

Mientras leen nuestro boletín, los invitamos a escuchar Sobashiy’ abazali [Dejaremos a nuestros padres], una popular canción sudafricana por la libertad interpretada aquí por el African Cream Freedom Choir.

“Hay un mundo, muchos mundos, en los libros, camarada” le dijo Bheki a Spokes, un campesino analfabeto del Transkei. Spokes era de esa región del sudeste de Sudáfrica creada por el gobierno del apartheid, que se traslapaba con parte de las tierras ancestrales del pueblo xhosa. Era enero de 1980 y Bheki y Spokes se entrenaban como parte de uMkhonto weSizwe (MK), brazo armado del partido Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en inglés), en un bosque cercano a la ciudad de Quibaxe, en Angola. Entre ejercicios militares, se impartían clases de alfabetización y veladas culturales en las que lxs soldados doblaban su jornada como poetas, cantantes, cómicxs, bailarines de gumboot [botas de goma] y otrxs trabajadores culturales.

Esta es la escena que describe At Fire Hour [A la hora del fuego], la última novela de Barry Gilder, quien en los años 70, como joven activista y trabajador cultural sudafricano, se exilió y más tarde sirvió en la dirección clandestina del ANC en Botsuana. Tras la llegada de la democracia, Gilder ocupó altos cargos en la Agencia Nacional de Inteligencia y el Ministerio del Interior. Cuando hablamos en línea sobre su nuevo libro, acababa de terminar su cargo como embajador de Sudáfrica en Siria y Líbano.

Cubierta de At Fire Hour.

“Fui a Angola para recibir entrenamiento militar en el mismo campamento que mi personaje, Bheki”, relata Gilder. Siguiendo una trayectoria similar a la de su propia vida, At Fire Hour cuenta la historia de Bheki Makhathini, un joven poeta sudafricano del Movimiento de Conciencia Negra que se une a la lucha contra el apartheid en el exilio. En la escena inicial, encontramos al protagonista describiendo el sonido de la bota apretada contra su pómulo de un interrogador afrikáner. Tras una prolongada tortura e interrogatorio, Bheki pierde el conocimiento reiteradas veces y finalmente es liberado en circunstancias inciertas que se mantienen como una incógnita a lo largo de la novela. Aunque Bheki es un personaje de ficción, el mundo en el que vive no lo es.

“Creo que es importante contar nuestra historia, grandiosa o no”, afirma Gilder. “Por eso, utilicé lugares, personas y acontecimientos reales para que el contexto de la historia fuera lo más real posible”. En las casi 400 páginas de la novela, seguimos a Bheki hasta Londres, Inglaterra, donde conoce a Alex La Guma, el famoso activista sudafricano y primer galardonado con el prestigioso Premio Lotus de Literatura de la Asociación de Escritores Afroasiáticos. El “camarada Alex”, con sus gruesas gafas, le dice a nuestro joven poeta que, en medio de la lucha revolucionaria, “siempre debe haber tiempo para escribir, para grabar, para agitar”. Ambas cosas son complementarias, no contradictorias.

Nos transportamos al invierno moscovita, donde Bheki, con su gran abrigo ruso y su shapka [gorro de piel], recibe formación militar y de inteligencia. Allí, quizás lo más importante, descubre la literatura rusa, de Máximo Gorky y Dimitry Furmanov, Alexander Ostrovksy y Mikhail Sholokov, y el “loco [Vladimir] Mayakovsky”, de quien aprende “el arte del arte de la guerra”.

Barry Gilder actuando en el Simposio “Cultura y Resistencia”, Universidad de Botsuana, 1982. Créditos: Anna Erlandsson vía Freedom Park.

En Gaborone, Botsuana, nos encontramos en el garaje de una “leave house”, [casa de seguridad] un lugar utilizado como refugio temporal para movimientos clandestinos. Allí, sentado entre materiales de pintura, conocemos a Thamsanqa “Thami” Mnyele, miembro del colectivo cultural Medu Art Ensemble de activistas sudafricanxs e internacionalistas exiliadxs, fundado en la capital de Botsuana. En la vida real, Mnyele fue asesinado durante una de las redadas de madrugada llevadas a cabo por soldados de las Fuerzas de Defensa Sudafricanas en 1985, cuyo objetivo eran lxs integrantes del colectivo. En el mundo de la novela, sin embargo, Mnyele está muy vivo, contemplando una nueva obra de arte. Un homenaje a lxs guerrillerxs MK y a lxs 3.000 guerreros zulúes masacrados por los bóers en la batalla de Blood River [Río Sangriento] de 1838. A lo largo de la novela conocemos a otrxs pintorxs, músicxs, escritorxs, diseñadorxs gráficos y actores del Medu Art Ensemble.

Aunque Medu sólo existió durante seis cortos años, alcanzó logros notables, entre los que destaca el Simposio y Festival de las Artes “Cultura y Resistencia” de 1982, que reunió a cientos, sino miles, de trabajadores culturales exiliadxs e “inxiliadxs” —quienes vivían su propia existencia “exiliada” dentro de Sudáfrica— para debatir el papel esencial de la cultura en la aceleración de la lucha por la liberación de Sudáfrica. En la novela de Gilder, este fértil momento cultural, en el que la liberación era palpable y cada día más inminente, cobra vida. En el Instituto Tricontinental de Investigación Social, nos sumergimos en la historia de Medu en nuestro dossier n° 71, La cultura como arma de lucha: El Medu Art Ensemble y la liberación del sur de África.

Más que un relato de la vida en el exilio o incluso de la lucha contra el apartheid, At Fire Hour contempla el papel del arte y la cultura en la lucha política y, en particular, la literatura revolucionaria. La dedicatoria del libro lo revela: en ella aparecen Alex La Guma, Keorapetse Kgositsile, Thami Mnyele, James Madhlope Phillips, Jonas Gwangwa, Lindiwe Mabuza y todxs lxs activistas-artistas sudafricanos que ya no están entre nosotros y que “asaltaron los castillos y definieron el acontecer”. La cita hace referencia al poema “Native’s Letter” [Carta del nativo], del poeta sudafricano Arthur Nortje, del que toma su nombre la novela. Sirve como una afirmación –una insistencia– que lxs artistas deben estar involucradxs en la lucha y, al mismo tiempo, deben vivir para contar sus historias:

y no dejes que amnesia alguna
ataque a la hora del fuego:
pues algunos de nosotros debemos asaltar los castillos
algunos definir aquello que sucede.

De hecho, Gilder, al igual que su protagonista Bheki, y todxs lxs artistas comprometidxs políticamente que lucharon para poner fin al régimen del apartheid “asaltaron los castillos”, así como “definieron el acontecer”. At Fire Hour está consagrada a la continua labor de definir todo lo sucedido para las generaciones actuales y futuras de revolucionarixs.

Han pasado cinco décadas desde que Bheki y Gilder se exiliaron, y este año se cumplen tres décadas desde que se celebraron las primeras elecciones democráticas en Sudáfrica. Hace sólo dos meses, en las elecciones generales de 2024, el ANC obtuvo sólo el 40% del total de los votos, perdiendo por primera vez en su historia la mayoría parlamentaria, lo que revela un país dividido, con una crisis social y económica cada vez más profunda. Para gran parte de la clase trabajadora y de la mayoría africana, que siguen marginadas económicamente, sin tierras y desposeídas, las promesas de democratización continúan sin cumplirse 30 años después.

Al reflexionar sobre el crepúsculo del régimen del apartheid, Gilder recuerda: “Todavía imaginábamos que marcharíamos hacia Pretoria sobre tanques soviéticos”. Sin embargo, la Sudáfrica democrática también nació de las cenizas de la Unión Soviética, que, según Gilder, no “se derrumbó”, sino que “fue derrumbada”. Gilder describe la “transición pacífica a la democracia” negociada en Sudáfrica como una pérdida del sueño revolucionario por el que lxs comunistas habían luchado. “Fue más que una pérdida de esperanza. Llegamos a una situación en la que nuestro marxismo y nuestro comunismo se habían perdido. Yo era y sigo siendo comunista”.

En su último poema, Bheki se lamenta de esta pérdida:

“ngitshele ukuthi safelani?”
díganme hermanxs
¿por qué morimos?
¿quién encontrará nuestros huesos
¿quién los llevará a casa?
¿dónde está el poeta
que nos guió y nos dejó aquí?
¿qué canción canta ahora
si aún canta
¿es la canción del viento nuevo que
susurra entre las acacias
que nos dan sombra
una canción de negociación
reconciliación
capitulación?

Por incierta que sea la situación política interna de su país, Gilder permanece optimista sobre nuestro presente y los nuevos vientos que soplan en el Sur Global. Cuando fue enviado a Damasco para asumir el cargo de embajador, lo hizo consciente que se dirigía “al ojo de la tormenta mundial”, donde se estaba produciendo un gran cambio. Continuó:

Vamos a ganar porque la evidente hipocresía de Occidente en relación con Palestina, en relación con Ucrania, en relación con todo se está haciendo muy obvia incluso para sus propios pueblos. Creo que estamos al borde de algo. No sé lo que es, ideológicamente hablando, pero está más centrado en las personas y es anticapitalista en un sentido amplio.

No hemos llegado a la hora del fuego, pero soplan nuevos vientos. Los huesos de lxs compañerxs caídxs nos llaman a luchar contra la amnesia, a seguir compartiendo sus historias de pueblos y naciones que luchan por nacer. Para ello, necesitamos más que nunca poetas que nos canten una nueva canción, que nos guíen por el camino inacabado y nos cuenten nuestra historia inacabada.

Otras noticias…

La portada de Kurdistán urgente por Dani Ruggeri (Argentina) y nuestro TBT de Norita Cortiñas..

Batalla de Ideas (Argentina) acaba de publicar Kurdistán urgente, de Leandro Albani, con portada diseñada por Dani Ruggeri, de nuestro departamento de arte, inspirada en las experiencias vividas en la aldea Jinwar, la identidad, la tierra y la comunidad. El libro lleva un epílogo de la cofundadora de las Madres de Plaza de Mayo, Norita Cortiñas (1930-2024), cuya vida homenajeamos recientemente en este retrato.

Cartel para el Día del Libro Rojo de julio, por Vanshika Babbar (India).

El cartel del Día de los Libros Rojos de este mes es obra de Vanshika Babbar, inspirado en Halla Bol: The Death and Life of Safdar Hashmi [Halla Bol: Muerte y vida de Safdar Hashmi], un libro de Sudhanva Deshpande publicado por LeftWord Books (India). Halla Bol, que significa “levantar el infierno”, relata la vida y obra de Hashmi, cofundador del popular grupo de teatro Jana Natya Manch (Janam), quien murió tras un ataque de matones reaccionarios durante un espectáculo callejero para trabajadorxs en 1989. En lugar de acobardarse, el grupo de teatro, incluido Deshpande, regresó al día siguiente para terminar la obra que había sido violentamente interrumpida. En la actualidad, Janam sigue produciendo teatro para lxs trabajadorxs. Ambos libros fueron publicados por editoriales de la Unión Internacional de Editoriales de Izquierda, que participó a principios de este mes en la Feria Internacional del Libro de Caracas, Venezuela.

En la Feria Internacional del Libro de Caracas se pudieron ver varias cubiertas de libros creadas por nuestro equipo artístico.

“El teatro es fantasía; el teatro es vida”, escribe Deshpande en la primera página. “Es efímero, momentáneo, fugaz, pasajero, una brizna de humo… Y a veces apesta a sangre. La sangre derramada en las calles pavimentadas de ladrillo de un barrio obrero en una perfecta mañana de domingo de invierno. Esta no es una historia de muerte. Es una historia de vida. La vida luminosa de Safdar Hashmi, extraordinaria en toda su cotidianidad”.

El boletín de arte de este mes está dedicado a lxs artistas revolucionarixs, desde Safdar Hashmi hasta Thami Mnyele, que nos animan a seguir “levantando el infierno” a través de nuestro arte políticamente comprometido.

Cordialmente,

Tings Chak

Directora de Arte del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

P.D. Nuestro Boletín de Arte Tricontinental mensual ahora se publica en inglés, español y portugués.