Estimados amigos y amigas
El domingo pasado, el pueblo venezolano fue a votar. Fue una votación muy contenciosa. La mayoría de las personas votó por el presidente en ejercicio, Nicolás Maduro. La mitad de la población no votó. Muchos de ellos motivados por una campaña de boicot diseñada por las formaciones políticas cercanas a la oligarquía y estimulada por Estados Unidos y Canadá. Hubo, francamente, interferencia externa en las elecciones venezolanas. Tanto la oligarquía como las potencias norteamericanas han intentado, infructuosamente, detener la corriente del movimiento inaugurado por Hugo Chávez en Venezuela y en América Latina. Venezuela ha estado sitiada casi toda la década pasada, desde que Estados Unidos y la oligarquía hondureña llevaron a cabo exitosamente un golpe en Honduras en 2009. Ese golpe marcó el retorno de los Estados Unidos a una política activa de desestabilización de las fuerzas progresistas en América Latina.
Esta semana, publiqué dos reportajes cortos que evalúan las elecciones en Venezuela. Uno, para Frontline, que pueden leer aquí, es sobre el intento estadounidense por despojar a la democracia venezolana de toda legitimidad. El otro para Alternet, que pueden leer aquí, es sobre como estas elecciones, y de hecho la vida política venezolana, han sido secuestradas por una disputa regional entre dos grupos. El primer grupo, ALBA, representa las fuerzas progresistas en torno a la agenda bolivariana para las Américas. El segundo, el Grupo de Lima, representa las fuerzas reaccionarias lideradas por Estados Unidos, Canadá y los partidos de las oligarquías latinoamericanas. Consideran a la agenda bolivariana como una amenaza a largo plazo para sus intereses en la región. Si aún no lo han leído, les recomiendo mucho el Dossier No 4 del Tricontinental sobre Venezuela, que fue escrito por nuestro equipo en Buenos Aires.
Vale la pena volver al cable del Departamento de Estado de EE. UU. filtrado en 2006, escrito por el embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield. En ese cable, Brownfield establece las palabras clave para un cambio de régimen contra el gobierno venezolano: «proteger negocios vitales de EE. UU.» es la frase principal, seguida por «penetrar la base política de Chávez» y «dividir al chavismo», lo que llevará a un gobierno venezolano debilitado. Ello alcanzará el objetivo de «aislar a Chávez a nivel internacional». Las instituciones centrales a las que Brownfield se refiere son la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y la Oficina de Iniciativas de Transición de los Estados Unidos (OTI). La misma palabra «transición» refleja la frase más siniestra «cambio de régimen».
La presión sobre Venezuela y sobre Irán ha causado agitación en los mercados del petróleo. El precio del petróleo ha subido de manera espectacular y aún más dramáticamente su precio futuro (que de otra manera era bastante estable) ha galopado hacia arriba. Los analistas petroleros llaman a esto la «prima de guerra» el aumento de precio debido a la inestabilidad política. No hay expectativas de fin para la «guerra económica» contra Venezuela e Irán. En NewsClick, publiqué un breve reportaje sobre los precios del petróleo, esta «guerra económica» y las contradicciones producidas por la economía global. La Alemania de Merkel y la Rusia de Putin han decido continuar con un proyecto de gasoducto a través de Noruega, independientemente de las sanciones estadounidenses. Este va a ser el camino a seguir para Rusia, India, China y Brasil, pero también para muchos estados europeos que no pueden y no quieren cumplir las demandas de los Estados Unidos de adhesión a su «guerra económica». Pueden leer mi evaluación aquí.
Parte del problema es, por supuesto, la interminable presión sobre Irán. La semana pasada, varios de nosotros escribimos una carta a la jefa de política exterior de la Unión Europea, Federica Mongherini (pueden leerla aquí). El objetivo de la carta es decir que el acuerdo nuclear con Irán debe ser respetado no solo por razones económicas o por razones de derecho internacional, sino también porque «la mayoría de iraníes ha demostrado su apoyo de corazón a este acuerdo diplomático arduamente logrado». Ya es hora de que empecemos a pensar en el pueblo que paga el precio por políticas insensibles de poder y propiedad. También es hora de que comencemos a hablar francamente de los intereses del poder y de la propiedad; como estos se han apoderado de nuestras ideas y nos han cegado ante las verdades esenciales sobre el mundo (para una introducción de diez minutos sobre la «batalla de las ideas», por favor miren aquí).
En esta «batalla de las ideas», palabras como consumidor y corrupción nos han abrumado. Como el marxista indio Prabhat Patnaik muestra tan elocuentemente, ahora vivimos en un mundo donde los intereses del consumidor son asumidos como los intereses de los productores locales y realmente de los productores de cualquier lugar. El consumidor, una categoría fuera de la clase, define la política económica. Lo que es bueno para el consumidor, nos dicen, es lo que se debe hacer. Pero eso es una falacia. Niega las jerarquías de clase y las brechas de consumo dentro de la clase. También niega el hecho de que los productores locales, empobrecidos como están, no se definen a sí mismos como consumidores. En muchos casos, su consumo está a nivel de subsistencia. Es ramplón pensar en ellos como consumidores. Por favor lean este ensayo, que trata directamente sobre la adquisición de Flipkart por WalMart aquí.
Es más difícil aún definir con precisión la idea de corrupción. Un pequeño soborno aquí y allá es inconveniente y si lo toma un funcionario del Estado, daña la confianza del público. Pero, en términos de escala, no es el principal problema. En NewsClick, Abir Dasgupta y Paranjoy Guha Thakurta expusieron cómo las corporaciones prosperan a través de los paraísos fiscales. Este pequeño ensayo no solamente es útil para entender los chanchullos de una de las familias de negocios más ricas de la India, los Ambanis, sino un ejemplo de como escribir sobre corrupción en los niveles más altos. Lo pueden leer aquí.
Dasgupta y Guha Thakurta apuntan con el dedo a los paraísos fiscales en el extranjero. El Consorcio de Periodistas de Investigación acaba de publicar una investigación a gran escala sobre esos paraísos y cómo parte de la elite de África Occidental ha escondido miles de millones a través de estos mecanismos. Su investigación está aquí. El complemento, como siempre, tiene que ser el rol de las corporaciones multinacionales en la producción de este sistema de paraísos fiscales. Esos paraísos no fueron creados por Dhirubhai Ambani o Clavenda Bright-Parker, pero ellos ciertamente se aprovecharon, contra el interés de la gran masa de gente.
La fotografía arriba es de Omar Victor Diop, de su soberbia serie Libertad: Cronología universal de la protesta negra (2016). Es una interpretación artística de la huelga de ferrocarriles de África Occidental en 1947. Recomiendo mucho el libro de Sembene Ousmane God’s Bits of Wood (1960) (Pedacitos de madera de Dios, en traducción libre) que dramatiza esa huelga. No mucho después, Sembene hizo su película clásica Xala, una historia de cómo la nueva burguesía nacionalista traicionaría al movimiento de liberación ante el capital internacional. Eso es precisamente lo que sigue sucediendo, una traición continua de esas esperanzas y esos sueños.
El movimiento de habitantes de barracas en Sudáfrica, Abahlali baseMjondolo (AbM), tiene un sitio web con una pestaña para «asesinatos». Esta pestaña se encuentra junto a aquellas de «desalojos» y «facebook». Parece una cosa normal tenerla en una página web. El 22 de mayo, un líder de AbM, S’fiso Ngcobo fue asesinado en eKukhayeni, en las afueras de Durban. Ngcobo era el dirigente de una oficina local, una que había estado luchando por crear hogares para la gente común.
En respuesta, la gente salió temprano por la mañana y quemó neumáticos para bloquear las calles (miren la imagen arriba). Querían que se viera su rabia. Es un eco de los neumáticos que se queman cerca de la cerca de Israel con Gaza. El poder no tiene paciencia para las voces frustradas del pueblo. Los israelíes abrieron fuego contra los palestinos y mataron 114 personas. Los neumáticos ardiendo son también un eco de aquellos que se tomaron las calles en Thoothukudi (Tamil Nadu, India) esta semana contra la expansión de una fundición de cobre de propiedad de Vedanta Resources. La policía abrió fuego contra estos manifestantes, matando a diez personas.
Estas personas en Sudáfrica, Palestina e India viven en el Campamento de los Olvidados. Ese campamento es un lugar real en la ciudad de Utuado, Puerto Rico (el año pasado escribí sobre ellos aquí). Allí, personas que han sido olvidadas luego de la devastación del Huracán María establecieron su propio puesto de avanzada. El poeta Martín Espada, cuyo padre era de esa ciudad, escribió un hermoso poema a su padre y a los olvidados. Es una visión del mundo en el que vivimos. Dos líneas hacen eco para mí:
Escuché que alguien te preguntó una vez
que necesita Puerto Rico para ser libre. Y dijiste:
Tres pulgadas de sangre en la calle
Pueden leer el resto del poema aquí. Martín acaba de ganar el Premio de Poesía Ruth Lilly. Su difunto padre, el fotógrafo Frank Espada, nos recuerda el precio pagado por la gente por su libertad: tres pulgadas de sangre en la calle. Es un precio difícil de pagar.
Cordialmente, Vijay