La dignidad surge de la cultura de las masas en rebelión
El Boletín de Arte Tricontinental de junio de 2024 celebra la resistencia cultural congoleña a través del arte colaborativo y rinde homenaje a las luchas históricas.
Aquí está Lumumba (1970), de la legendaria cantante sudafricana Miriam Makeba, para que la disfruten mientras leen este boletín.
“Las masas son las portadoras de la cultura”, declaró Amílcar Cabral en su discurso, La cultura fundamento del movimiento de liberación, en la reunión de la UNESCO celebrada en París en julio de 1972. “Ellas mismas son la fuente y, al mismo tiempo, la única entidad verdaderamente capacitada para preservar y crear la cultura, es decir, para hacer historia”. Cabral, conocido principalmente como líder del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), panafricanista y agrónomo, también fue un poeta revolucionario. Desde las trincheras, teorizó sobre el papel del trabajo cultural militante en la lucha anticolonial. Para Cabral, la cultura era uno de los cuatro pilares de la resistencia, junto con la lucha política, económica y armada. La describió como fundamental para “la reconquista de los derechos del pueblo que representa el derecho a hacer su propia historia y el derecho a disponer libremente de sus propios recursos productivos”. Tan sólo seis meses después de este discurso, Cabral fue asesinado y no vivió para ver cómo su país expulsaba poco después a los colonizadores portugueses.
Amílcar Cabral y Patrice Lumumba participaron en la Conferencia Panafricana de los Pueblos en Accra (Ghana) en diciembre de 1958, organizada por el Primer Ministro ghanés Kwame Nkrumah. Allí se reunieron revolucionarios de toda África para compartir estrategias de liberación nacional, libertad económica frente a las potencias coloniales y unidad africana. Casi dos años después, el 30 de junio de 1960, Patrice Lumumba, quien luego se convertiría en el primer Primer Ministro de la República Democrática del Congo, pronunció un discurso crítico contra el régimen colonial ante la realeza belga, durante la ceremonia oficial de independencia del país. Menos de seis meses después, Lumumba también fue asesinado.
El derecho del pueblo africano a forjar su propia historia y disponer libremente de sus recursos productivos fue precisamente lo que las naciones colonizadoras, desde Francia hasta Bélgica, y de Portugal a Inglaterra, no estaban —y quizá aún no estén— dispuestas a permitir, incluso después de conceder la independencia formal. Como expresó Cabral en un discurso ante una multitud en la Universidad Lincoln de Estados Unidos, “los pueblos solo pueden crear y desarrollar el movimiento de liberación manteniendo viva su cultura… y resistiendo culturalmente incluso cuando su resistencia política y militar es destruida”. Por lo tanto, la resistencia cultural no solo sostiene la lucha en tiempos de represión intensa. Es de la «cultura de las masas en rebelión» de donde el pueblo obtiene y conserva su dignidad, la que perdura mucho después del asesinato de cualquier líder.
Este compromiso con la cultura de las masas en rebelión perdura hoy en día entre lxs jóvenes activistas congoleñxs. La resistencia de las masas congoleñas a lo largo de los siglos constituye el tema central de nuestro dossier no. 77, de junio de 2024, titulado El pueblo congoleño lucha por su propia riqueza, elaborado en forma conjunta con el Centre Culturel Andrée Blouin, el Centre for Research on the Congo-Kinshasa [Centro de Investigación sobre el Congo-Kinshasa] (CERECK) y Likambo Ya Mabele [Movimiento por la Soberanía de la Tierra].
En este dossier, publicado durante el mes de la independencia de la RDC, la cultura es uno de los ocho ámbitos que lxs jóvenes activistas congoleñxs han identificado como crucial para construir un camino hacia la libertad. Además de reivindicar el derecho a la tierra y la autonomía económica, han hecho un llamado a promover y difundir la cultura patriótica congoleña. Escriben:
Debemos ilustrar la visión del Congo y del mundo en el que queremos vivir a través de las artes, la cultura, los deportes y todas las actividades en las que participamos, las que deben estar disponibles en nuestras lenguas locales. A través del liderazgo colectivo, debemos desarrollar valores comunes basados en la toma de decisiones inclusiva para reformar nuestra cultura.
Para hacer realidad esta visión y honrar las luchas congoleñas por la soberanía nacional, nuestro departamento de arte colaboró con el colectivo de artistas del Centre Culturel Andrée Blouin de Kinshasa en la creación de ilustraciones originales. Utilizando fotografías históricas y contemporáneas investigadas de manera conjunta, las imágenes creadas enfocan al pueblo congoleño como protagonista de su historia, más que como víctima. Conversamos con algunxs de lxs artistas sobre su proceso creativo desarrollado colectivamente.
Monsembula Nzaaba Richard, conocido también como Monzari, es abogado de formación y artista autodidacta, es quien creó la portada de nuestro dossier n° 77. Monzari quiso testimoniar la resistencia de las y los congoleños contra la opresión y la explotación al representar la revuelta de los mineros de Katanga en 1941. Esta huelga recibió apoyo de familias campesinas y más tarde se convirtió en un motín de soldados contra la Force Publique o ejército colonial. En aquel tiempo, solo los blancos podían poseer automóviles, mientras que lxs trabajadorxs congoleñxs estaban confinados a extraer el estaño utilizado en la producción de esos vehículos. En un acto de ruptura, los trabajadores demandaron el derecho a poseer automóviles fabricados con el estaño que ellos mismos extraían. En resumen, exigieron la propiedad de los frutos de su trabajo.
Basado en la obra del artista francés Eugène Delacroix La libertad guiando al pueblo (1830), Monzari describe su obra de la siguiente manera: “En el centro, una mujer intrépida, con un pañuelo simbólico, sostiene con orgullo la bandera de la RDC en una mano y una piqueta en la otra, simbolizando la fuerza y la determinación de lxs trabajadorxs. A su lado, dos hombres vigorosos montan guardia, dispuestos a defender la causa de la revuelta”. La obrera lidera la revuelta, mientras los mineros emergen del fondo silueteado de una galería minera con la forma de la RDC. Para Monzari, el objetivo de la agrupación de artistas es promover el arte y la cultura africanos y apoyar a lxs artistas emergentes, ya que creen firmemente “que el arte es una poderosa herramienta para educar, inspirar y unir a las comunidades”.
“Como grupo, dedicamos mucho tiempo a debatir los temas y mensajes que queríamos transmitir a través de nuestras obras”, nos comparte Julienne Masaka Mayangi, otra integrante de la agrupación, quien destaca cómo el estudio conjunto y los animados debates fueron fundamentales para su colaboración. Añade:
Uno de los aspectos más importantes de nuestra colaboración fue el intercambio de ideas y la búsqueda colectiva de sólidos símbolos que representaran nuestra historia y nuestras aspiraciones. Discutimos ampliamente sobre la importancia de la historia y la memoria colectiva, y cómo estos elementos pueden inspirar a la juventud a levantarse y defender sus derechos.
Esta recuperación de la memoria histórica es fundamental para la batalla de ideas y la lucha por los corazones y las mentes de la juventud congoleña de hoy, a más de seis décadas de los días de Lumumba y la lucha de liberación nacional. Hablamos de esta lucha por la memoria con Lubangi Muniania, historiador del arte africano especializado en artes visuales y escénicas, y antiguo director del departamento de educación del Museo de Arte Africano de Nueva York. Muniania, asesor durante muchos años del colectivo de artistas del Centre Culturel Andrée Blouin, dijo:
La historia suele tomarse de un conjunto de recuerdos para trazar una línea bien coordinada que eleve a un pueblo y a su nación. Sin embargo, la juventud de la RDC constituye la mayoría de la población y no sabe mucho sobre los aspectos positivos de la historia de nuestro país. Tampoco sabe cómo utilizar los conocimientos históricos en su beneficio. La vieja mentalidad colonial parece volver por falta de conocimientos históricos positivos.
Según Muniania, como consecuencia de esta falta de arraigo cultural, la juventud se siente atraída por la “cultura de la ostentación”, que “se mantiene muy arraigada a través de las películas, los vídeos musicales y las redes sociales”. Existen pocos incentivos para que se sientan orgullosxs de su creatividad e identidad. Por ejemplo, la máquina de propaganda de los medios de comunicación occidentales ha destruido la autoimagen colectiva de nuestra nación. “La gente se lo ha creído, quedando confundida y sin respuestas”.
Para Muniania, la explotación de minerales como continuación del colonialismo tiene consecuencias no sólo para la tierra y la soberanía nacional, sino que también deja huellas dañinas en la psique y la cultura congoleñas. “La colonización destruyó gran parte de las tradiciones congoleñas, impuso el trabajo forzado, favoreció a algunos grupos étnicos y colores de piel en detrimento de otros, y privilegió a determinadas razas. Promovió repetidamente religiones y lenguas extranjeras, de modo que, incluso hoy, la cosmovisión de la psique congoleña sigue siendo europea. Parece que la guerra por los minerales… refuerza la inferioridad congoleña», afirmó.
Sin embargo, añadió, «el pueblo congoleño es muy resiliente; siente y sabe cuándo se le lleva al límite». A lo largo de este proceso de guiar a lxs artistas en la producción de las obras para el dossier, una palabra destacó para él: «resistencia», un concepto y un acto que ha definido al pueblo congoleño. Para saber más sobre las obras de arte, puede ver un minidocumental de André Ndambi aquí.
Otras noticias…
Si te lo perdiste, puedes ver algunas de las obras de nuestro departamento de arte destacadas en la Galería de carteles en solidaridad con las mujeres palestinas, como portada de arte de Izimpabanga Zomhlaba, la primera traducción al isiZulú de Los condenados de la tierra, de Frantz Fanon, publicada por Inkani Books, y en la exposición Rosa: revolución o barbarie en Ciudad de México.
Como parte de nuestras celebraciones mensuales del Día de los Libros Rojos, el próximo día 21 nos complace compartir la creación de Gabriela Barraza, inspirada en el libro Defensa del marxismo, del marxista peruano José Carlos Mariátegui (1894-1930). Barraza forma parte de la Escuela José Carlos Mariátegui. Este libro, que marcó un hito, fue uno de los primeros en introducir en las Américas una concepción materialista de la historia desde una perspectiva indigenista. Para Mariátegui, convertir el marxismo en una teoría revolucionaria en Perú y las Américas no podía ser «ni calco ni copia, sino creación heroica». Del mismo modo, la lucha del pueblo congoleño por sus propias riquezas y destinos sigue siendo una creación heroica, que revive y genera constantemente culturas de las masas en rebelión.
Cordialmente,
Tings Chak
Directora de Arte del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
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