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Boletín de ArteNº 6

Ruge y que estos crímenes se conozcan en toda la Tierra

El Boletín de Arte de Tricontinental de este mes revisita el poema antifascista de Langston Hughes ¡Ruge, China! y su repercusión mundial, conectándolo con las luchas contemporáneas contra el neofascismo a través de la obra de artistas latinoamericanos.

Disfruta escuchando la interpretación de Paul Robeson de la canción Chee Lai [Levántate] o “Marcha de los voluntarios” grabada en 1941.

¡Destroza los portones de hierro de las Concesiones!
¡Destroza las puertas piadosas de las casas de los misioneros!
¡Destroza las puertas giratorias de la Y.M.C.A. de Jim Crow!
¡Aplasta los enemigos de la tierra, el pan y la libertad!
¡Levántate y ruge, China!
¡Tú sabes lo que quieres!
¡Tómalo: es el único camino!
iRuge, China!
-Fragmento de ¡Ruge, China! (1937) de Langston Hughes

Durante su estadía en Madrid en septiembre de 1937, el poeta afroamericano Langston Hughes publicó un poema titulado ¡Ruge, China!. Era el momento más álgido de la Guerra Civil española, sólo dos meses después de la ocupación imperialista de China por Japón, que cobró la vida de 20 millones de chinxs hasta su término en 1945. Cabe preguntarse qué conexión veía Hughes entre las luchas contra la segregación racial en Estados Unidos, las fuerzas nacionalistas de Francisco Franco en España y la invasión a gran escala de China.

Su poema apareció en Volunteer for Liberty [Voluntarixs por la libertad], un semanario en inglés de las Brigadas Internacionales, conformadas por combatientes de todo el mundo que defendían la República Española contra el fascismo de Franco. Hughes fue enviado a España como corresponsal para cubrir las historias de lxs voluntarixs afroamericanxs que se habían unido a la Brigada Abraham Lincoln. Hughes escribió en su autobiografía I Wonder as I Wander [Me pregunto mientras deambulo], “¿Por qué iría una persona negra a España a ayudar a resolver los problemas de España, quizá con su propia vida?” Trató averiguarlo.

Acreditación de Langston Hughes como periodista en España, julio de 1937.

La invasión italiana de Etiopía en 1935 (uno de los pocos países africanos que no habían sufrido los estragos del colonialismo europeo), obligó a lxs afroamericanxs a unirse a las brigadas en España. Comprendieron que al luchar contra Franco debilitaban al régimen fascista italiano de Benito Mussolini. También en su autobiografía Hughes señala: “Ayer, Etiopía, Checoslovaquia; hoy, España; mañana, quizá Estados Unidos. El fascismo no se detendrá en ningún sitio hasta que nosotros lo detengamos”, en palabras de un voluntario. A partir de esta afirmación, amplió el tema de la lucha antifascista a Asia.

En su poema, Hughes hace un llamado al pueblo chino a “rugir” y a destrozar simultáneamente las leyes Jim Crow de Estados Unidos y las concesiones de China, es decir, las zonas controladas por los europeos de la semicolonial Shanghai. Durante su visita a la ciudad en 1933, Hughes fue testigo de cómo el colonialismo trazaba “una línea de color contra lxs chinxs en la propia China”, delimitando zonas, desde edificios hasta parques, sólo para europexs, en paralelo a la segregación racial de su propio país. Estaba claro que el racismo contra los “pueblos más oscuros del mundo” estaba intrínsecamente relacionado con el colonialismo y el fascismo.

Conviviendo con lxs brigadistas internacionales, escritores y artistas españoles de vanguardia, comunistas y anarquistas, Hughes profundizó en su solidaridad antifascista, tanto en su poesía como en su política, que traspasaba fronteras raciales, nacionales y lingüísticas. Como Hughes, innumerables escritores y artistas se unieron a la batalla de las ideas y a la batalla en las trincheras.

¡No pasarán! cartel durante la Guerra Civil española, década de 1930. Créditos: Wikimedia Commons.

La estrategia del Frente Popular resultante del VII Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en 1935, consistía en unificar las fuerzas antifascistas del mundo, desde los liberales progresistas hasta los comunistas. Esto incluía el apoyo material, como la ayuda soviética y la organización de brigadas internacionales en España, y la promoción de la cultura y las redes intelectuales antifascistas, con Hughes como una de las figuras destacadas.

Ese mismo año se fundó en París la Asociación Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, con el fin de reunir a intelectuales comprometidos con el uso de la cultura en la lucha antifascista internacional. En su intervención en la reunión de 1938 de la organización, Hughes afirmó que los mejores poemas debían “combinar música, significado y claridad en un patrón de fuerza social”. Su poema ¡Ruge, China! encarna la capacidad única de la cultura para transformar los corazones y las mentes del pueblo y movilizarlo como fuerza social. Sin embargo, no fue el primero en invocar el rugido de China en una producción artística.

Cartel de ¡Ruge, China!, de Sergei Tretyakov, 1930. Créditos: Editorial Estatal de la RSFSR.

A mediados de la década de 1920, Sergei Tretyakov, periodista y dramaturgo ruso de vanguardia, permaneció dos años en China enseñando literatura rusa en la Universidad de Beijing y realizando reportajes para Pravda, el periódico del Partido Comunista de la Unión Soviética. Cuando se enteró de la ejecución de dos lancheros chinos a manos de los británicos tras la muerte de un hombre de negocios estadounidense en China, Tretyakov escribió la obra de teatro ¡Ruge, China! aplicando su método “factográfico” de representación factual de la realidad en una obra de arte. Según el crítico cultural Walter Benjamin, Tretyakov era un ejemplo de “escritor operativo”, cuya “misión no es informar, sino luchar; no jugar a ser espectador, sino intervenir activamente”. Como socialista, Tretakov escribía no sólo para contar una historia, sino para exponer al mundo la brutalidad de la “diplomacia cañonera” británica y la realidad semicolonial de China. Escribió para intervenir en la historia.

La obra de Tretyakov se representó en Moscú en 1926. Cuatro años más tarde se convirtió en una producción de Broadway a cargo de Herbert Biberman, guionista comunista estadounidense que posteriormente fue incluido en la lista negra y encarcelado bajo el macartismo. La producción de Biberman, ¡Ruge, China! contó con un reparto principalmente asiático-americano de trabajadores inmigrantes, un enfoque de casting similar al que utilizó más tarde en su célebre película de 1954 sobre los mineros mexicano-americanos, Salt of the Earth [La sal de la tierra]. En camino a México, el cineasta soviético Sergei Eisenstein asistió a la función inaugural. Dos años más tarde, Langston Hughes, que también vio la producción de Broadway, conoció personalmente a Tretyakov en su visita a la Unión Soviética, quien le regaló “un cartel enorme, que mostraba a un gigantesco culí chino rompiendo sus cadenas”, recordaba el poeta en su autobiografía. El cartel era una xilografía del famoso artista chino Li Hua, con el título inscrito en inglés: Roar, China!

¡Ruge, China! Producción de Broadway, Nueva York, 1930. Créditos: Biblioteca Pública de NY.

La obra de Tretyakov llegó a muchos lugares, como la Asociación de Teatro Popular de la India. En 1942, la pieza teatral se adaptó a la lucha contra el fascismo japonés en Asia, y las figuras estadounidenses e inglesas se sustituyeron por personajes japoneses. Como se señala en la introducción de la publicación, esta obra “antifascista” estaba destinada a ser representada para el público obrero y campesino y a mostrar los vínculos entre las realidades china e india. Tras ser traducida a casi una docena de lenguas indias, la obra recorrió todo el país. Más allá de la India, la obra se representó incluso en yiddish en un campo de concentración nazi de Polonia en 1944.

En la escena final de ¡Ruge China!, debido a la creciente revuelta en el trasfondo de la historia, el verdugo japonés se retira justo antes de apretar el gatillo contra los inocentes lancheros chinos. En su defensa, la multitud de trabajadorxs proclama: “¡Ruge China! Ruge en los oídos de todo el mundo. Que estos crímenes se conozcan en toda la tierra. Rujan”. De hecho, a través de sus múltiples iteraciones – desde xilografías hasta obras de teatro, desde espectáculos de Broadway hasta poemas – el rugido de China resonó entre las personas oprimidas, colonizadas y las que luchaban contra el fascismo en todo el mundo.

Li Hua (China), ¡Ruge, China!, 1935.

Un siglo después, cuando las fuerzas de la derecha y neofascistas asoman sus feas cabezas nuevamente, ¿dónde se encuentra nuestro rugido colectivo en todo el planeta y cómo se están movilizando lxs artistas para resistir esta creciente marea? Nuestro último dossier, El avance del neofascismo y los desafíos de la izquierda en America Latina, trata precisamente de eso. Para la publicación, hemos incluido obras de artistas latinoamericanos y caribeños que han retratado las realidades del neofascismo. Hablamos con algunos de los artistas brasileños para conocer mejor su trabajo.

Túlio Carapiá y Clara Cerqueira (Brazil), Guerras híbridas, 2020.

Recordando su trabajo creado en 2020, Túlio Carapiá y Clara Cerqueira señalaron:

…asistimos a la consolidación del ascenso de la extrema derecha en nuestro país con la elección de Jair Bolsonaro… Asimismo, observamos el proceso de boicot de las elecciones venezolanas por parte de la derecha, el golpe de Estado en Bolivia contra Evo Morales y la dura represión de las protestas en Chile contra la Constitución implementada durante la dictadura de Pinochet, claras demostraciones del ascenso del conservadurismo y la extrema derecha por medios antidemocráticos en toda América Latina.

La respuesta inmediata de Carapiá y Cerqueira a las “perversas maniobras del imperialismo, a través de fake news, discursos de odio, religiones evangélicas y todo tipo de propaganda engañosa” fue “hablar claro” y crear arte que analice la realidad y la ponga en diálogo con otras perspectivas. “Creemos que el trabajo colectivo es la única forma eficaz y duradera de aprendizaje, resistencia y supervivencia”.

Luciléia da Silva Vieira (Brasil), Violación “no intencional”, 2020.

Realizada ese mismo año, la obra de Luciléia da Silva Vieira fue “construida a partir de una profunda indignación” después que un acusado en Brasil fuera absuelto de los cargos de violación por considerarla ‘no intencional’. Cuando le preguntamos por las tácticas de la extrema derecha para atacar los derechos reproductivos, promover estructuras familiares heteronormativas “tradicionales” y propagar el miedo a la llamada “ideología de género”, respondió: “Este odio es un proyecto, y el fundamentalismo está en la base de este discurso opresor contra las mujeres”. Para ella, frente a este proyecto de odio, el arte visual, como lenguaje, tiene el poder de comunicar, provocar la reflexión y crear impactos profundos.

Otras noticias…

Cartel del Día de los Libros Rojos en agosto, por Salvatore Carleo (Italy/Potere al Popolo).

El libro rojo del mes es Spisi o suvremenom kapitalizmu [Ensayos sobre capitalismo contemporáneo], del sociólogo esloveno Rastko Močnik. En la obra inspirada en el libro, Salvatore Carleo representa el fascismo histórico y el neofascismo contemporáneo como reyes reflejados en un naipe, con sus paralelismos y distinciones.

Dani Ruggeri con la portada de El otro lago.

Una última nota especial: Dani Ruggeri, de nuestro departamento de arte, acaba de publicar su segundo cómic infantil de fantasía y aventuras editado por Maten al Mensajero. El otro lago se desarrolla en un barrio obrero de la periferia de Buenos Aires, Argentina. Para Dani, este cómic trata de amplificar las historias de los márgenes que, con demasiada frecuencia, son retratadas a través de la pobreza y las penurias, en lugar de su poesía y sus posibilidades.

Cordialmente,

Tings Chak

Directora de Arte del Instituto Tricontinental de Investigación Social.