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Wenhua ZonghengVol. 2, No. 1

Las reservas de divisas de China: desafíos de seguridad pasados y presentes

Las reservas de divisas de China: desafíos de seguridad pasados y presentes” (中国外汇储备的前世今生和当前面临的安全挑战) se publicó originalmente en China Reform (中国改革), núm. 4 (julio de 2022).

El 28 de febrero de 2022, Estados Unidos y sus aliados anunciaron el congelamiento de 300.000 millones de dólares en reservas de divisas del Banco Central de la Federación Rusa. En ese momento, las reservas de divisas de China ascendían a aproximadamente 3,3 billones de dólares, incluyendo más de 1 billón en bonos del Tesoro estadounidense.1 La militarización de las reservas de divisas por parte de Estados Unidos ha obligado a China a examinar la seguridad de sus propias reservas de divisas y activos en el extranjero.

La seguridad de las reservas de divisas de China no es solo una cuestión financiera internacional, sino también geopolítica y de gestión de activos. ¿Qué medidas concretas debe adoptar China para garantizar la seguridad de sus reservas de divisas? Responder de forma integral a esta pregunta escapa a la capacidad de este autor. Más bien, este artículo pretende presentar un boceto del origen de las reservas de divisas de China, los desafíos que enfrenta en el período actual y cómo reconducir la situación desde la perspectiva de las finanzas internacionales.

Del patrón oro a la era post-Bretton Woods

La deuda entre países se paga mediante la transferencia de ciertos medios de liquidación aceptados internacionalmente, como el oro, las monedas de reserva internacionales o los derechos especiales de giro (DEG). La liquidez internacional es la reserva de estos medios de liquidación. Mediante el déficit por cuenta de capital o el déficit por cuenta corriente, los países que emiten moneda de reserva internacional (es decir, Estados Unidos) pueden proporcionar liquidez internacional o reservas internacionales a otros países.2 En el sistema de Bretton Woods, en el que el dólar estaba vinculado al oro, Estados Unidos proporcionaba liquidez internacional o reservas internacionales a otros países a través del déficit de la cuenta de capital. Entre 1945 y principios de la década de 1950, Europa y Japón necesitaban imperiosamente importar bienes de Estados Unidos, pero no podían obtener suficientes dólares estadounidenses a través de las exportaciones y también debido a la grave “escasez de dólares” a nivel mundial. En la década de 1960, las economías europea y japonesa se revitalizaron y la balanza comercial mejoró. Mientras tanto, Estados Unidos, debido al recalentamiento de su economía nacional y a su pérdida de competitividad internacional, experimentó una disminución de su superávit comercial de bienes y un aumento de su déficit comercial de servicios (incluido el gasto militar en el extranjero). Simultáneamente, debido al incremento de los tipos de interés en Europa, el capital estadounidense circuló hacia ese continente en grandes cantidades, eludiendo el control y formando el mercado europeo del dólar, aumentando rápidamente el déficit de la cuenta de capital estadounidense. Desde la perspectiva de Europa y Japón, aunque sus déficits comerciales disminuían, seguían entrando grandes cantidades de dólares estadounidenses, por lo que sus reservas de divisas en dólares crecieron rápidamente. La “escasez de dólares” se convirtió en un “exceso de dólares”. Desde el punto de vista de Estados Unidos, su superávit comercial casi desapareció (con algunos países ya era deficitario), mientras que su déficit de capital aumentó tanto que, para utilizar la terminología de la época, su balanza de pagos internacional se desplomó bruscamente.

La fijación del dólar estadounidense al oro tenía como objetivo asegurar a los tenedores de dólares que, aunque el dólar era una moneda fiduciaria impresa por Estados Unidos sin valor inherente, podía cambiarse por oro a un tipo de cambio determinado. De este modo, podían poseer dólares estadounidenses con confianza. El desequilibrio internacional de los pagos se tradujo en la pérdida de las reservas de oro de Estados Unidos. Aunque el oro puede haber permanecido en las cámaras acorazadas estadounidenses, ya no era propiedad del país. Los bancos centrales extranjeros siempre podían convertir sus excedentes de dólares en oro y enviarlo de vuelta a sus países. En 1971, Estados Unidos tenía poco más de 10.000 millones de dólares en reservas de oro, frente a los más de 40.000 y 30.000 millones de dólares en manos de funcionarios extranjeros y particulares, respectivamente. Eventualmente, ya no pudo mantener el tipo de cambio prometido de 35 dólares por onza de oro. El 15 de agosto de 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon anunció el “cierre de la ventana de oro”. El sistema de Bretton Woods se vino abajo.

Sin embargo, la contradicción inherente de utilizar la moneda fiduciaria de un país como moneda de reserva internacional no ha desaparecido en el sistema post-Bretton Woods. El dólar estadounidense, como ancla del sistema monetario internacional, debe permanecer estable y esa estabilidad es multidimensional. Es decir, por un lado su poder adquisitivo debe ser estable y debe desempeñar el papel de bien público mundial y servir al interés global. Por otro lado, el dólar es impreso por el gobierno estadounidense. La estabilidad del poder adquisitivo real del dólar depende fundamentalmente de la política interna del gobierno, que no tiene ninguna obligación de sacrificar sus propios intereses nacionales en favor del interés público mundial.

Estados Unidos fue la potencia económica abrumadoramente dominante en el período post-Bretton Woods. Pero tras su declive, la contradicción entre el estatus del dólar como moneda nacional (al servicio de los intereses estadounidenses) y su estatus como moneda de reserva internacional (al servicio de los intereses mundiales), se manifiesta en el hecho de que Estados Unidos tiene que proporcionar al mundo liquidez internacional, o una moneda de reserva, principalmente a través de déficits por cuenta corriente (déficits comerciales). A medida que el producto interno bruto (PIB) mundial crece, también lo hace la moneda de reserva internacional necesaria para el comercio mundial y las transacciones financieras. Cuanta más moneda de reserva proporcione Estados Unidos al mundo, mayor deberá ser el déficit comercial estadounidense. Dicho de otro modo, Estados Unidos proporciona moneda de reserva mundial a través de pagarés. El crecimiento de la economía mundial exige que Estados Unidos emita cada vez más pagarés, y cuantos más pagarés emita, más deuda externa tendrá. Sin embargo, los economistas no esperaban que, a pesar de la enorme deuda neta de Estados Unidos, su balanza de pagos por rentas de inversión fuera positiva. Estados Unidos no sólo no tiene que pagar intereses, sino que además recauda muchos. La razón fundamental por la que el dólar estadounidense se ha mantenido estable – a pesar de que Estados Unidos es el mayor deudor del mundo– es que la demanda del resto del mundo del dólar estadounidense como moneda de reserva también ha ido en aumento, lo que implica que otros países están dispuestos a prestar dinero a Estados Unidos y a financiar su déficit comercial. Así, la diferencia entre la inversión y el ahorro internos de Estados Unidos se compensa con el ahorro exterior, y la presión de la inflación y la depreciación del dólar se reducen considerablemente. Estados Unidos emite dólares indiscriminadamente para compensar su falta de ahorro interno, por lo que si no hubiera una fuerte demanda de reservas de divisas en dólares estadounidenses en otros países, el dólar habría colapsado hace mucho tiempo.

Desde la crisis de las “hipotecas subprime” en 2008, Estados Unidos ha aplicado políticas fiscales y monetarias extremadamente expansivas. La fuerte demanda de bonos del Tesoro y otros activos estadounidenses por parte de gobiernos e inversores extranjeros crearon las condiciones externas necesarias para que Estados Unidos haya tenido una inflación baja y un crecimiento más rápido durante más de diez años. Sin embargo, Estados Unidos ha acumulado pasivos externos netos por un valor de 14 billones de dólares (2020) y una deuda nacional de 28 billones de dólares (2021),3 lo que representó aproximadamente el 67% y el 122% del PIB, respectivamente. La situación no hace sino empeorar. Según la Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos, la relación entre la deuda nacional y el PIB superará el 200% en 2051.4 El propio gobierno ha reconocido que su situación fiscal es insostenible.

Nadie sabe cuánto tiempo podrá mantenerse la confianza de los inversores en el dólar y los bonos del Tesoro estadounidenses ante el empeoramiento de la situación de la deuda del país. Nadie sabe cuándo el mercado perderá la confianza en el dólar y éste se desplomará. Sin embargo, ¿no sería prudente tener en cuenta esa posibilidad a la hora de tomar decisiones?

Consecuencias del congelamiento de las reservas de divisas de Rusia por parte de Estados Unidos

Tras el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania, Estados Unidos congeló en 72 horas 300.000 millones de dólares en reservas de divisas del Banco Central ruso. Esto ha socavado gravemente la credibilidad internacional de Estados Unidos y ha sacudido los cimientos crediticios del sistema financiero internacional dominado por Occidente. ¿Qué país puede confiar en que Estados Unidos no congelará sus reservas de divisas de forma similar en el futuro? La militarización de las reservas de divisas por parte de Estados Unidos ha superado las peores estimaciones de los economistas sobre la seguridad de las reservas de divisas de China. Su valor no sólo sufrirá pérdidas debido a la inflación estadounidense, la depreciación del dólar y la caída de los precios de los bonos del Tesoro o los impagos, sino que pueden desaparecer en un instante por razones geopolíticas.

¿Tomará Estados Unidos medidas tan extremas contra las reservas de divisas de China? Ya en 2013, Martin Wolf, comentarista jefe de economía del Financial Times, escribió que, en caso de conflicto, Estados Unidos bien podría congelar los activos en divisas de China.5 Aunque ambas partes sufrirían grandes pérdidas, las de China serían aún mayores. Una cuestión a la que China podría enfrentarse en breve es sí debe o no sumarse al embargo sobre el petróleo y el gas rusos y a las amplias sanciones financieras contra Rusia. Hasta ahora, Estados Unidos no ha impuesto un embargo total de petróleo y gas a Rusia, por lo que China e India pueden seguir comprándolos. Sin embargo, una vez que Estados Unidos crea que Europa puede librarse de su dependencia del petróleo y el gas rusos, podrá entonces señalar con el dedo a China e India. Es probable, que la compra continua de petróleo y gas ruso por parte de China se convierta en un motivo para que Estados Unidos actúe contra las reservas de divisas de ese país o imponga sanciones a las instituciones financieras chinas.

Reservas masivas de divisas de China y sus contramedidas

China ha acumulado sus enormes reservas de divisas durante un largo periodo de tiempo, a través de un “doble superávit”, es decir, superávit por cuenta corriente y superávit por cuenta de capital. Desde cualquier punto de vista, las reservas de divisas de China, que ascienden a 3,3 billones de dólares (excluyendo 496.800 millones de Hong Kong y 548.400 millones de Taiwán), superan con creces el requisito de adecuación de reservas reconocido internacionalmente. En segundo, tercer y cuarto lugar de los mayores tenedores de reservas de divisas del mundo se sitúan Japón, con 1,3 billones de dólares; Suiza, con 1 billón de dólares e India, con 569.900 millones de dólares.6 Sólo hay tres países en el mundo con reservas de divisas superiores a un billón de dólares (China, Japón y Suiza), y las reservas de divisas de China casi triplican las de Japón, que ocupa el segundo lugar.

Como el rendimiento de las reservas de divisas es extremadamente bajo, si la proporción de reservas de divisas en activos en el extranjero es demasiado alta, el rendimiento global de éstos será, inevitablemente, demasiado bajo. De los 9 billones de dólares en activos exteriores de China, los activos de reserva representan el 37% del total; de estos activos de reserva, los bonos del Tesoro de EE. UU. representan el 32%.7 Es preciso señalar que, para mejorar la tasa de rentabilidad de las reservas de divisas, la Administración Estatal de Divisas, órgano de administración del Banco Popular de China y otros organismos pertinentes han tenido en cuenta no sólo la seguridad y la liquidez, sino también la tasa de rentabilidad en su asignación de activos. Además de las letras del Tesoro de Estados Unidos y otros países, los activos de reserva de China también incluyen bonos de organizaciones internacionales, bonos de gobiernos locales, inversiones de capital privado e inversiones políticas como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). Estos esfuerzos deberían ser productivos. Pero en cualquier caso, debido a los requisitos de seguridad y liquidez, una proporción excesiva de las reservas de divisas en activos en el extranjero conducirá inevitablemente a una disminución de los ingresos procedentes de esos activos. No sólo eso, una gran proporción de las reservas de divisas de China se “toma prestada” a través de la introducción de capital extranjero, en lugar de “ganarse” a través del superávit comercial. En comparación con los ingresos de inversión, el costo de la deuda de las reservas de divisas “prestadas” es extremadamente alto. Una encuesta realizada en 2008 por la oficina del Banco Mundial en Beijing mostró que los ingresos por inversión de las empresas estadounidenses en China son del 33%, frente al 22% de las empresas extranjeras en general. Al mismo tiempo, el rendimiento de las inversiones en bonos del Tesoro estadounidense era inferior al 3%. Ésta es también una de las razones del rendimiento negativo de las inversiones chinas a pesar de sus 2 billones de dólares en activos netos en el extranjero. La situación de la balanza de pagos y de las inversiones en el extranjero de China contrasta fuertemente con la de Estados Unidos. Como ya se ha mencionado, este último tendrá casi 200.000 millones de dólares de ingresos por inversiones en 2021 a pesar de ser un deudor neto de 15 billones de dólares. Mirando alrededor del mundo, Argentina y Rusia son los únicos países en el mismo barco que China.

En los albores de la reforma y apertura, la escasez de divisas era el principal cuello de botella para el crecimiento del país. Si bien hubo parcialidad y reacciones exageradas, fue un paso acertado que China desarrollara vigorosamente el comercio de transformación para obtener divisas, que introdujera activamente la inversión extranjera directa y que devaluara de una sola vez y de forma drástica el renminbi chino (RMB). Sin embargo, tras las turbulencias financieras asiáticas de 2003, China, por “fobia a la apreciación”, retrasó la ligera apreciación del RMB hasta 2005. La consecuencia de ello fue, por un lado, que el superávit comercial de China aumentó bruscamente y, por otro, que la burbuja de activos nacionales y la fuerte expectativa de apreciación del RMB provocaron una gran afluencia de “dinero caliente”. Una vez que el superávit de la cuenta de capital de China superó al superávit comercial, se convirtió en la principal fuente de nuevas reservas de divisas. Es justo decir que el hecho de que China no dejara que el RMB se apreciara a tiempo y su falta de flexibilidad cambiaria fueron las condiciones que llevaron al país a una acumulación excesiva de reservas de divisas.

Los principales objetivos de la reorganización de la estructura de activos y pasivos de China en el extranjero y de la estructura de la balanza de pagos deberían ser dos. En primer lugar, mejorar la estructura de los activos y pasivos y aumentar el rendimiento de sus activos netos en el extranjero. Para ello, China debería reducir la proporción de reservas de divisas en sus activos exteriores. En segundo lugar, mejorar la seguridad de los activos de China en el exterior, especialmente de sus reservas de divisas. En las actuales circunstancias, China debería reducir su stock hasta, al menos, el nivel internacionalmente reconocido de adecuación de las reservas. ¿Cuántas reservas de divisas debe tener un país? En general, esto depende del volumen de las importaciones (o exportaciones) del país, del volumen de la deuda exterior a corto plazo, del volumen de otros pasivos de valores y de la oferta monetaria más amplia (M2).8 Al mismo tiempo, es necesario tener en cuenta el régimen cambiario del país y los controles de capital. Por ejemplo, si el país tiene un tipo de cambio flotante y controles de capital, el coeficiente de adecuación de las reservas de divisas del país puede reducirse considerablemente.

No puede descartarse la posibilidad de que Estados Unidos congele y embargue los activos de China en el extranjero. Sin embargo, lo más probable es que Estados Unidos actúe contra China utilizando su lista de Nacionales Especialmente Designados (Specially Designated Nationals, SDN) para sancionar a personas y entidades (similar a las sanciones contra Irán de la ya desaparecida Lista de la Parte 561). Para hacer frente a esta posibilidad, China necesita mejorar su infraestructura financiera. En cuanto a sus reservas de divisas, debería considerar las siguientes medidas:

1. Aumentar las tenencias de otras formas de activos al tiempo que se reducen las tenencias de bonos del Tesoro estadounidense. En el pasado, se han formulado argumentos a favor de la diversificación monetaria de las reservas de divisas de China (hacia el euro y el yen) debido a la preocupación por la depreciación del dólar estadounidense. Sin embargo, en las actuales condiciones geopolíticas, tal diversificación puede no ser sensata.

2. Acelerar la construcción de infraestructuras financieras, como sistemas de liquidación, compensación y mensajería, independientes de Estados Unidos. Aprovechar al máximo las reservas tecnológicas y la fuerza de China en el campo de la tecnología digital para mejorar el sistema de pagos transfronterizos que se adapta a la nueva tendencia del comercio digital.

3. Reducción de las tenencias de letras del Tesoro estadounidense de acuerdo con las reglas del mercado. Se ha reportado que, en los últimos años, los bancos centrales de muchos países han estado vendiendo letras del Tesoro estadounidense. Estas operaciones son puramente comerciales, por lo que Estados Unidos no tiene motivos para oponerse.

¿Qué papel puede desempeñar la internacionalización del RMB?

Con el deterioro de la situación geopolítica internacional, la internacionalización del RMB ha vuelto a ser un tema candente. En 2008, estalló la crisis sobre las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos y la quiebra de Fannie Mae y Freddie Mac, que poseían grandes cantidades de deuda del Tesoro estadounidense y de agencias gubernamentales, causó gran ansiedad en el Gobierno chino. En 2009, Zhou Xiaochuan, entonces gobernador del Banco Popular de China (PBOC), el banco central del país, propuso que los derechos especiales de giro sustituyeran al dólar estadounidense como moneda de reserva internacional. Sin embargo, esta propuesta fue abortada debido a la oposición de Estados Unidos. Por ello, China encontró otra forma de reducir el riesgo de sus activos en el extranjero: internacionalizar el RMB. No obstante, este proceso se vería obstaculizado, ya que la expectativa de apreciación del RMB se convirtió en depreciación. Durante algún tiempo después de 2015, China tuvo que endurecer los controles de capital debido a las graves salidas y fugas de capitales.

Yi Gang, sucesor de Zhou como gobernador del PBOC, subrayó en varias ocasiones que “la internacionalización del RMB debe ser impulsada por el mercado, y el banco central no tomará la iniciativa de promoverla”.9 Esta afirmación del gobernador Yi es correcta y está en consonancia con la experiencia histórica de la internacionalización del RMB hasta la fecha. De hecho, entre 2009 y 2014, se celebraron debates detallados y exhaustivos sobre los beneficios y los costes de la internacionalización del RMB y la hoja de ruta que China debía seguir tanto en el ámbito económico nacional como en el exterior. Estas ideas se han puesto a prueba en la práctica. Por ejemplo, el dólar estadounidense fue sustituido por el yuan para pagar las importaciones cuando China tenía un gran superávit por cuenta corriente. Como resultado, las reservas de divisas de China en dólares estadounidenses aumentaron en lugar de disminuir. En otro ejemplo, se esperaba que los no residentes aumentaran sus tenencias de depósitos y bonos del Tesoro en RMB en grandes cantidades, pero después de que la expectativa de apreciación del yuan desapareciera en 2014, el interés de los no residentes en mantener depósitos y otros activos en esa moneda también desapareció en gran medida. La experiencia nos dice que, aunque la internacionalización del RMB es una causa loable, el proceso debe estar impulsado por el mercado. China no debe dar prioridad a los beneficios a corto plazo o a la gratificación instantánea, ni tratar de ayudar a crecer a los brotes jóvenes estirándolos hacia arriba.

Siempre que sea posible, debe aprovecharse la ventaja del comprador o del vendedor para impulsar la fijación de precios y la liquidación en RMB. Por ejemplo, China es el mayor comprador de muchos productos básicos, y sin duda sería beneficioso para ella que estos productos se denominaran en RMB. Impulsada por el mercado, la internacionalización del RMB ha progresado de forma sólida, aunque no espectacular. En conjunto, la aparición del yuan como moneda internacional, y en particular como moneda de reserva internacional, podría reportar enormes beneficios a China.

Sin embargo, en general, la internacionalización del RMB no debe primar sobre las consideraciones comerciales. Por ejemplo, cuando un inversor chino compra un bono extranjero en el mercado internacional de capitales, la moneda en la que se denomina y liquida el bono la determina el mercado. Para los inversores chinos, si el RMB se encuentra en una senda de apreciación a largo plazo, es preferible que el bono se denomine en yuanes en lugar de en dólares estadounidenses. No obstante, cuando una empresa china se encuentra en una posición deudora, es preferible que el bono se denomine y se liquide en una moneda que se deprecie. China también necesita promover la internacionalización de sus mercados de capitales. Sin embargo, el objetivo de dicha promoción, especialmente del mercado de bonos, no es internacionalizar el RMB, sino mejorar la eficiencia de la asignación de recursos financieros de China. El mercado conoce mejor lo que ocurre a nivel microeconómico. La elección de la moneda en las transacciones comerciales y financieras debe dejarse a la discreción de las empresas y las instituciones financieras. A medida que la pujanza económica de China aumente y sus mercados financieros se vuelvan más sofisticados, el RMB será naturalmente elegido cada vez más como moneda internacional de denominación y liquidación.

El nivel más alto de internacionalización del RMB es que éste se convierta en moneda de reserva para otros países. El yuan puede suministrarse a otros países a través de déficits por cuenta corriente y superávits por cuenta de capital. China paga su déficit comercial en RMB y el banco central del país con superávit comercial lo adquiere y mantiene en el mercado de divisas, utilizándolo para comprar bonos del Tesoro o determinados bonos chinos seguros y líquidos. De este modo, el yuan se convierte en la moneda de reserva del país con superávit. China, a su vez, puede utilizar el RMB como moneda de reserva internacional y como nota de crédito para acceder a recursos.

Asimismo, China puede promover el RMB como moneda de reserva a través de las exportaciones de capital. En términos generales, cuando China proporciona yuanes a otros países a través de la exportación de capital, el país importador los utilizará para importar bienes de China y el RMB fluirá de regreso. El país que importa capital registrará un déficit comercial chino y un superávit equivalente de la cuenta de capital en el estado de su balanza de pagos, pero sus reservas de divisas no aumentarán como consecuencia de ello. Si el país no utiliza el RMB para comprar bienes chinos, éste puede salir a través de la cuenta de capital, o puede venderse al banco central y utilizarse para comprar bonos del tesoro chinos u otros activos financieros seguros y líquidos, formando así las reservas de divisas del país.

Sin embargo, para los países receptores de las exportaciones de capital chino, estas reservas de divisas en RMB serían prestadas por China, no obtenidas a través de los excedentes de exportación. Importar capital de China pero no utilizarlo para comprar bienes y servicios chinos sino para mantener capital chino a corto plazo con bajos rendimientos puede ser una mala asignación de recursos. Como resultado, los receptores de las exportaciones de capital chino minimizarán esta parte de las reservas de divisas en yuanes. En otras palabras, mientras que China puede proporcionar RMB a otros países a través de las exportaciones de capital, la disposición de otros países a convertir el yuan correspondiente en bonos chinos a corto plazo o bonos del Tesoro (si estos últimos están disponibles), formando así las reservas de divisas en yuanes de estos países, puede ser limitada.

En resumen, para que el RMB se convierta en una moneda de reserva internacional, China debe cumplir una serie de condiciones previas. Entre ellas, establecer un mercado de capitales sólido (especialmente un mercado de bonos del tesoro seguro y de gran liquidez), un régimen de tipo de cambio flexible, libre flujo de capital transfronterizo y crédito a largo plazo en el mercado. Para ello, China debe superar el llamado “pecado original” de las finanzas internacionales y ser capaz de emitir internacionalmente bonos del Tesoro en RMB.10 De lo contrario, será difícil que el yuan se convierta en moneda de reserva internacional y su internacionalización quedará incompleta.

¿Puede la internacionalización del yuan aumentar la seguridad de las reservas de divisas de China? Si se considera esta pregunta en el contexto de un sistema económico mundial complejo, la respuesta debería ser afirmativa. Sin embargo, a corto plazo y en términos de impacto directo, incluso si las reservas de divisas de China consistieran en su totalidad en activos en RMB, su seguridad no cambiaría sustancialmente. Entre las reservas de divisas de China, hay más de 1 billón de dólares en bonos del Tesoro estadounidense. Si Estados Unidos no tiene intención de devolver el principal (la cantidad nominal prestada inicialmente) y los intereses según el acuerdo original, ¿qué puede hacer China? Nada. Supongamos que el Tesoro de Estados Unidos emite 7 billones de RMB en bonos del Tesoro y China los compra, teniendo así 7 billones de RMB en lugar de 1 billón de dólares en reservas de divisas; si Estados Unidos no tiene intención de pagar el servicio de la deuda de los bonos del Tesoro de Estados Unidos que se acordó denominar en RMB, el dilema al que se enfrenta China seguirá siendo el mismo que si los activos están denominados en dólares estadounidenses. Porque la clave del problema no reside en la moneda en que se denominen y liquiden las reservas de divisas de China, sino en si China debe dinero a Estados Unidos o viceversa. Independientemente de su denominación y liquidación, las reservas de divisas de China son deuda de Estados Unidos con China. Es dinero que Estados Unidos debe a China. Así pues, la seguridad de las reservas de divisas de China depende de si Estados Unidos cumplirá sus compromisos de servicio de la deuda y, en caso contrario, de si China puede obligar a Estados Unidos a hacerlo. Si China no puede garantizar que Estados Unidos no incumplirá, no le quedará más remedio que reducir gradualmente sus reservas de divisas. Por supuesto, denominar y liquidar ciertas transacciones (por ejemplo, las importaciones) en RMB puede conducir a una reducción de las reservas de China, reforzando así su seguridad en un sentido indirecto. Es interesante observar que, a principios de diciembre de 1950, cuando Estados Unidos anunció un severo “bloqueo” y “embargo” contra China, ésta se esforzó por “arrebatar” y “comprar” mercancías a los países occidentales. Cuando las Naciones Unidas aprobaron la resolución de embargo contra China en 1951, el país ya había agotado todos sus ahorros en divisas.

En resumen, si bien la internacionalización del RMB es un objetivo que merece la pena perseguir, se trata de un proceso a largo plazo. “El agua lejana no saciará la sed inmediata”. Ante los desafíos geopolíticos, la internacionalización del RMB también tendrá un efecto limitado en la protección de los actuales activos de China en el extranjero.

Lo que puede hacer ahora China para afrontar los retos con sus reservas de divisas es “rehacer el redil”. En otras palabras, es mejor actuar tarde que no actuar en absoluto para prevenir daños mayores. Como escribió uno de los más grandes poetas chinos, Tao Yuanming (365-427 d.C.), “sabiendo que lo que hice en el pasado no puede enmendarse, aún puedo evitar mis errores en el futuro”. La clave está en comprender y aplicar correctamente la política estratégica de fomentar un nuevo paradigma de desarrollo con la circulación nacional como base, reforzándose mutuamente con la circulación internacional. De este modo se acelerará la transformación de la estrategia de desarrollo de China, se materializará el giro hacia la circulación interna y se consolidará la demanda interna como motor del crecimiento económico.

El economista británico John Maynard Keynes dijo una vez: “Si le debes cien libras a tu banco, tienes un problema. Pero si le debes un millón, el banco tiene un problema”. En el peligroso entorno geopolítico actual, si un país no puede salvaguardar sus derechos como acreedor, debe esforzarse por evitar convertirse en deudor en la medida de lo posible. Ante la posibilidad de que Estados Unidos imponga sanciones financieras en un futuro próximo, las autoridades chinas responsables de la toma de decisiones deben analizar varios escenarios posibles y desarrollar contramedidas preventivas y de respuesta.

Notas

1 Véase “2021 Annual Report” [Memoria anual 2021] (Pekín: Administración Estatal de Divisas de la República Popular China), https://www.safe.gov.cn/en/2020/1221/2163.html; “Major Foreign Holders of Treasury Securities” [Principales tenedores extranjeros de bonos del Tesoro] (Washington, DC: Departamento del Tesoro de EE. UU., 15 de marzo de 2023), https://ticdata.treasury.gov/Publish/mfh.txt.

2 En macroeconomía internacional, la balanza de pagos registra todas las transacciones realizadas entre entidades de un país con entidades del resto del mundo. Estas transacciones incluyen importaciones y exportaciones de bienes, servicios, capital, así como pagos de transferencias como ayuda exterior y remesas. Un déficit en la cuenta de capital indica que está saliendo más dinero de la economía junto con un aumento en la propiedad de activos extranjeros. Por otro lado, la cuenta corriente se define como la suma de la balanza comercial (exportaciones de bienes y servicios menos importaciones), los ingresos netos procedentes del extranjero y las transferencias corrientes netas. Un déficit en la cuenta corriente se produce cuando el valor total de los bienes y servicios que un país importa supera el valor total de los bienes y servicios que exporta.

3 Sobre los pasivos externos netos de Estados Unidos, véase Gian Maria Milesi-Ferretti, “The US Is Increasingly a Net Debtor Nation. Should We Worry?” [Estados Unidos es cada vez más una nación deudora neta. ¿Deberíamos preocuparnos?], The Brookings Institution, 14 de abril de 2021, https://www.brookings.edu/articles/the-us-is-increasingly-a-net-debtor-nation-should-we-worry/. Sobre la deuda nacional de EE. UU., véase  “2021 Financial Report of the United States Government” [Informe Financiero del Gobierno de Estados Unidos], (Washington, DC: Departamento del Tesoro de EE. UU., febrero de 2022), https://home.treasury.gov/system/files/136/2021-FRUSG-FINAL-220217.pdf.

4 “The 2021 Long-Term Budget Outlook” [La Perspectiva Presupuestaria a Largo Plazo de 2021] (Washington, DC: Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, marzo de 2021), https://www.cbo.gov/publication/57038.

5 Martin Wolf, “China Must Not Copy the Kaiser’s Errors” [China no debe copiar los errores del Kaiser], Financial Times, 3 de diciembre de 2013, https://www.ft.com/content/672d7028-5b83-11e3-a2ba-00144feabdc0.

6 Reservas de divisas a finales de 2021. Fuentes: Administración Estatal de Divisas de la República Popular China, Autoridad Monetaria de Hong Kong, Banco Central de Taiwán, Ministerio de Finanzas de Japón, Banco Nacional de Suiza, Banco de la Reserva de la India.

7 “2021 Annual Report” [Memoria anual 2021] (Pekín: Administración Estatal de Divisas de la República Popular China), https://www.safe.gov.cn/en/2020/1221/2163.html.

8 Se emplean diversas medidas para calcular la oferta monetaria, es decir, la cantidad total de dinero en circulación en una economía. El Banco Mundial define estas medidas de la siguiente manera: La más restrictiva, M1, abarca el efectivo en manos del público y los depósitos bancarios a la vista. M2 incluye M1, además de los depósitos a plazo y de ahorro en bancos que requieren aviso previo para su retiro. M3 comprende M2, así como diversos instrumentos del mercado monetario, como certificados de depósito emitidos por bancos, depósitos bancarios denominados en moneda extranjera y depósitos en instituciones financieras distintas de los bancos. Véase “Glosario de Metadatos”, Banco Mundial, consultado el 20 de marzo de 2024, https://databank.worldbank.org/metadataglossary/world-development-indicators/series/FM.LBL.BMNY.ZG.

9 “人民银行副行长易纲:人民币国际化应由市场驱动” [Yi Gang, vicegobernador del Banco Popular de China: La internacionalización del RMB debe ser impulsada por el mercado], Consejo de Estado de la República Popular China, 14 de octubre de 2012, https://www.gov.cn/jrzg/2012-10/14/content_2242995.htm.

10 En la literatura financiera internacional, el “pecado original” es un término que hace referencia a “una situación en la que la moneda nacional no puede utilizarse para obtener préstamos en el extranjero o préstamos a largo plazo, ni siquiera a nivel nacional”. Véase Barry Eichengreen y Ricardo Hausmann, “Exchange Rates and Financial Fragility” [Tipos de Cambio y Fragilidad Financiera], Documento de Trabajo NBER 7418 (Cambridge, MA: Oficina Nacional de Investigación Económica, noviembre de 1999), https://www.nber.org/system/files/working_papers/w7418/w7418.pdf.

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