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Reflexiones finales

 Como hemos podido apreciar, los artículos presentes en este cuaderno buscaron aportar a la reflexión y el análisis de una de las problemáticas más acuciantes de nuestro presente. La complejidad de la cuestión migratoria, no solo en nuestro continente sino a nivel mundial, se debe a un nudo de debates, dominaciones, opresiones y resistencias que cada uno de las y los autores ha intentado desentrañar: la relación entre capitalismo y las dinámicas migratorias, el aspecto colonial y neocolonial del intervencionismo en los países del Sur por parte de las potencias europeas y Estados Unidos, las nuevas y viejas caras del imperialismo que se encierran en las políticas antimigratorias de los países del Norte Global.

También vimos cómo la profundización de las desigualdades entre las economías “centrales” y “periféricas” —acrecentadas por la pandemia del COVID-19 y las consecuencias de la guerra en Ucrania— junto a los efectos destructivos de la crisis civilizatoria —crisis ambiental, hambre, desempleo, pobreza, incremento de la violencia social— a la que nos está llevando el capitalismo neoliberal, han profundizado las relaciones de dependencia de los países del Sur Global y fuerzan a miles de personas a migrar hacia otros territorios. Los recientes estudios académicos así como los debates y luchas de las militancias pusieron de relieve la mayor presencia de las mujeres y diversidades sexuales en las migraciones contemporáneas, que han sido invisibilizadas durante muchos años. Esto no se reduce solo a la presencia de un mayor número de mujeres migrantes, sino también al lugar que ocupan las mismas en el mercado laboral, en particular en los trabajos de cuidado. De esta manera, conceptos como feminización de las migraciones y cadena global de cuidados, son fundamentales para comprender las migraciones contemporáneas.

Han sido observadas también las modalidades en que se expresan, en los últimos años,  las dinámicas migratorias más importantes del continente: colombiana, haitiana y venezolana. Tres casos que con sus particularidades son efectos del intervencionismo estadounidense y/o de las políticas neoliberales impuestas a sus poblaciones, como es el caso de Colombia. El asedio permanente a Haití y las medidas coercitivas unilaterales contra la revolución bolivariana en Venezuela, por parte de las distintas administraciones estadounidenses, dan cuenta de ello. Pero, como sabemos, donde hay poder, hay resistencia. Así, a lo largo del cuaderno dimos cuenta también de los distintos procesos de lucha de los movimientos migrantes: uno de los más emblemáticos son las caravanas migrantes centroamericanas, que se organizaron como forma de hacer frente a la políticas securitarias norteamericanas, mexicanas y de los países del Triángulo Norte, a la vez que expusieron la hipocresía con que Estados Unidos trata la agenda migratoria con los países de la región. Por último, mostramos una experiencia concreta de lucha migrante, donde participan distintas comunidades sudamericanas, contra una de las políticas antimigratorias del macrismo en Argentina, y que muestra cuánto las lógicas securitarias, restrictivas y expulsivas son  importadas y asimiladas por los gobiernos latinoamericanos.

Resulta imperioso construir nuevos paradigmas de políticas migratorias que desplacen a la lógica securitaria impuesta por las potencias imperialistas. Es fundamental reconocer el derecho a migrar, a la libre movilidad humana, a pertenecer a un territorio más allá del lugar de nacimiento y a una ciudadanía plena que debe ser garantizada por los Estados nacionales. También, es necesario construir una articulación regional que pueda dar respuestas a las problemáticas migratorias del presente y que construya una agenda y políticas con autonomía de las recetas y mandatos direccionados desde Washington. Asimismo, la discusión sobre un nuevo modelo de producción y de vida, que sea sustentable y ponga fin al hambre y pobreza de los pueblos es imprescindible para que las personas puedan quedarse en sus países si así lo desean y no se vean forzadas a migrar. Todo esto debe hacerse con el protagonismo de los y las migrantes, quienes a fuerza de solidaridad, lucha, resistencia y organización hacen frente a los muros físicos e invisibles del capitalismo neoliberal.

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