Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y la industrialización africana
El artículo “La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China y la Industrialización Africana” (激活非洲工业化:“一带一路”能带来什么) fue publicado originalmente en Wenhua Zongheng (文化纵横), no. 4 (agosto de 2022).
Los gobiernos de toda África desde hace tiempo han alcanzado un consenso: “la industrialización es la esencia del desarrollo”.1 Durante el último medio siglo, las naciones africanas han procurado continuamente alcanzar la industrialización, adoptando diversas vías para desarrollar sus propios sectores industriales. Sin embargo, ni las políticas industriales de los años sesenta y setenta, que enfatizaban la autosuficiencia y la sustitución de importaciones, ni los programas de ajuste estructural promovidos en décadas posteriores, caracterizados por la liberalización del mercado e impulsados por los países occidentales, han podido ayudar a África a lograr un crecimiento industrial y una transformación sostenibles. Durante el siglo XXI, los países africanos han rediseñado sus vías hacia la industrialización y el desarrollo. En todo el continente, los gobiernos han unificado más sus ideas, formulando la ambiciosa Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD por sus siglas en inglés) (2001) y el Plan de Acción para el Desarrollo Industrial Acelerado de África (2007). Sin embargo, los objetivos de estas iniciativas aún no se han hecho realidad. Aunque el valor absoluto de la producción de la industria manufacturera en el África subsahariana ha crecido en general cada año durante las dos últimas décadas, el ritmo del incremento ha sido lento. Como consecuencia, la cuota de la industria manufacturera en el producto interno bruto (PIB) ha disminuido (Figura 1).
El mayor desafío de la industrialización en África reside en la dificultad de integrar diversos elementos en un mismo sistema. A principios de la revolución industrial del siglo XVIII, el economista Adam Smith observó que la alta productividad de la industrialización derivaba principalmente de la división del trabajo y la colaboración, y del uso de maquinaria en procesos de producción de varios pasos para realizar acciones extremadamente simples de forma muy eficiente.2 Este patrón básico sigue siendo aplicable a la fabricación actual, salvo que la profundidad y amplitud de la división del trabajo y la colaboración superan con creces las del pasado. Hoy en día, la fabricación de cualquier producto -ya sean alfileres, zapatos, sombreros, computadoras o automóviles- requiere que una serie de empresas y fábricas cooperen entre sí. La cadena industrial contiene muchos eslabones relacionados con las materias primas, las herramientas y la maquinaria, el diseño, las piezas y los accesorios, la homologación de los productos acabados, el envasado y las ventas. Una empresa individual puede encargarse sólo de uno o unos pocos de estos eslabones, especializándose para conquistar la competencia del mercado en un área restringida. Dentro de cada empresa, el proceso de producción también está muy segmentado: una línea de producción suele tener cientos de procesos que la componen, en los que operan simultáneamente cientos o miles de trabajadores, utilizando un gran número de máquinas y equipos. El sistema estrechamente interconectado de la industria moderna exige que cada parte relacionada complete sus respectivas tareas de forma precisa y puntual. Cualquier ausencia o retraso causado por cualquier entidad, individuo o incluso pieza de una máquina de la cadena de producción puede perturbar el buen funcionamiento de todo el sistema de fabricación. Además, el intercambio y el flujo masivos de materiales requieren grandes cantidades de infraestructuras y capacidades de gestión integradas. Por lo tanto, el desarrollo de la industria moderna no puede basarse únicamente en empresas o sectores individuales. Depende de las capacidades globales de producción y circulación de un país.
Históricamente, los países africanos han estado marginados durante mucho tiempo de la economía mundial, actuando como fuente de materias primas para Europa y Norteamérica. La mayoría de los países del continente carecen de un sector industrial completo y, a menudo, las fábricas existentes tienen que importar una gran cantidad de maquinaria y piezas del extranjero. Las infraestructuras y los suministros locales de electricidad y agua suelen ser limitados, lo que determina una incapacidad para satisfacer las necesidades de la producción a gran escala. Al mismo tiempo, las deficientes y deterioradas instalaciones de transporte, las ineficiencias administrativas y las complejidades políticas y geográficas suelen generar un intercambio y una circulación de materiales deficientes tanto dentro de África como entre el continente y otras regiones. Por último, debido a la falta de experiencia práctica y de formación sistemática, existen deficiencias en las competencias profesionales y técnicas de los trabajadores, así como en las capacidades de coordinación y organización de los directivos. Estos factores han limitado la profundización de la división interconectada del trabajo en el continente a múltiples niveles y, con el tiempo, la brecha entre el desarrollo industrial africano y el de otras regiones del mundo se ha hecho cada vez mayor.
¿Cómo la Iniciativa de la Franja y la Ruta promovió la industrialización en África?
La mayoría de las economías africanas siguen dependiendo principalmente de la agricultura tradicional de pequeña escala, basada en la producción de subsistencia. Sólo mediante el avance de una producción industrial altamente especializada y profesionalizada, unida a reformas de mercado adecuadas, puede mejorarse la productividad de forma significativa y sostenible. Durante mucho tiempo, la economía china también fue mayoritariamente agrícola y pasó por muchas dificultades en el camino hacia el desarrollo industrial nacional. Desde el lanzamiento de la reforma y la apertura a finales de la década de 1970, China ha logrado un crecimiento industrial explosivo, convirtiéndose en la “fábrica del mundo”. La exitosa experiencia china de industrialización ha despertado gran interés en todo el mundo, incluidos los países africanos. Para China, este continuo crecimiento industrial ha impulsado aún más su demanda de recursos, mano de obra y mercados. En un contexto de saturación de los mercados europeo y norteamericano, así como de intensa competencia interna, es urgente que China encuentre nuevos socios para la cooperación y nuevas oportunidades de crecimiento. Teniendo en cuenta los intereses y aspiraciones comunes de China y otros países en desarrollo en la búsqueda del progreso industrial, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI – por sus siglas en inglés, también conocida como la Nueva Ruta de la Seda) identifica la capacidad industrial como un área importante para la cooperación mutuamente beneficiosa. En esta línea, el Foro de Cooperación China-África (FOCAC – por sus siglas en inglés) siempre ha hecho hincapié en la industrialización y la cooperación industrial en sus planes de acción. La cooperación en materia de capacidad industrial de China con los países africanos se ha centrado en tres aspectos principales.
1. La construcción de parques industriales. Teniendo en cuenta el bajo desarrollo industrial general de los países africanos, existe una escasez general de factores de producción. Para garantizar que la producción industrial a gran escala funcione de forma rápida y fluida, las empresas chinas han invertido en algunos países en la construcción de parques industriales locales, incorporando empresas tanto en las fases anteriores como posteriores de la cadena industrial para la colaboración vertical, construyendo infraestructuras básicas y proporcionando servicios básicos con el fin de promover la formación de agrupaciones industriales regionales de empresas, proveedores e instituciones interconectados. En 2007, por ejemplo, China Nonferrous Metal Mining Group (CNMC), una empresa estatal, estableció la Zona de Cooperación Económica y Comercial Zambia-China (ZCCZ) en Chambishi, Zambia, para el procesamiento a fondo de los recursos naturales extraídos localmente. Las empresas que operan en la zona económica son, en su mayoría, filiales de la CNMC, y cubren varias etapas de la cadena industrial de los recursos de cobre y cobalto, como la extracción, la fundición y el procesamiento. También hay varias empresas privadas chinas y locales zambianas que han prestado servicios de apoyo, como reparación de maquinaria y logística.3 Este proyecto de parque industrial ha contribuido a los esfuerzos de Zambia por superar la simple extracción de recursos y ascender gradualmente a actividades de procesamiento de mayor valor agregado. En 2009, la ZCCZ puso en marcha una subzona en las afueras de la capital de Zambia, Lusaka, que agrupa empresas de industria ligera en los sectores de procesamiento de alimentos, elaboración de cerveza y productos plásticos, entre otros, basándose en el carácter de la economía urbana. Aunque no existe una conexión comercial directa entre las empresas de la subzona, los servicios prestados por ésta (como agua, electricidad, transporte y seguridad) han reducido el costo de construcción de una fábrica y acortado enormemente el ciclo de inversión (por ejemplo, sin los servicios prestados por la subzona, el proceso de solicitud del uso industrial de la electricidad por sí solo podría llevar varios años). Las pequeñas y medianas empresas que carecen de experiencia internacional y de grandes capitales también pueden intercambiar información, ahorrando muchos costos en los que habrían incurrido debido a su inexperiencia, beneficiándose así de una lógica en la que la unión hace la fuerza.
2. La sinergia de la construcción de infraestructuras y la inversión industrial. China es líder mundial tanto en la industria manufacturera como en la de la construcción. Las empresas chinas representaron el 61,9% de todo el mercado africano de la construcción en 2019.4 La construcción de infraestructuras chinas proporciona las instalaciones necesarias en diversos sectores de África, como la energía y el transporte, contribuyendo al desarrollo industrial. Para que desempeñen un papel sostenible en el continente, estos proyectos de infraestructuras deben combinarse con la industrialización. Los principales retos para la construcción de infraestructuras en África son las inversiones a gran escala necesarias y los horizontes de reembolso a largo plazo. En los países en desarrollo, a veces los ingresos generados por los proyectos de infraestructuras son insuficientes para mantener el funcionamiento de las instalaciones. En vista de ello, China y los países africanos han planificado conjuntamente proyectos industriales interconectados con proyectos de infraestructuras para mejorar la utilidad y el rendimiento de estos esfuerzos. En 2016, tomando como ejemplo el ferrocarril Adís Abeba-Yibuti, el Gobierno chino orientó a sus empresas a “combinar la construcción de infraestructuras a gran escala con el desarrollo de parques industriales y zonas económicas especiales, esforzándose por construir un cordón industrial a lo largo del ferrocarril para lograr una interacción armoniosa entre las infraestructuras a gran escala y el desarrollo industrial”.5 Las empresas privadas chinas ya habían construido dos parques industriales cerca de Adís Abeba, la capital etíope, pero en los últimos años las empresas estatales han desempeñado un papel importante. China Civil Engineering Construction Corporation ha firmado acuerdos con Etiopía para construir una serie de parques industriales a lo largo del ferrocarril Adís Abeba-Djibouti en Hawassa, Dire Dawa, Kombolcha y Adama para aprovechar al máximo la capacidad del ferrocarril. Además, el grupo estatal China Merchants Group ha participado en la construcción del puerto de Doraleh, con el objetivo de aumentar significativamente la capacidad del puerto para hacer frente al mayor volumen de carga del nuevo ferrocarril. Del mismo modo, para apoyar el desarrollo a largo plazo del ferrocarril Mombasa-Nairobi, China y Kenia han firmado un acuerdo para modernizar el puerto de Mombasa y establecer una zona económica especial cerca del puerto.
3. La inversión industrial de China en África se centra en una producción adaptada a los mercados locales, más sinérgica con el desarrollo local y generadora de un impulso sostenido para la industrialización. Algunos economistas han pronosticado que África, al igual que los países asiáticos, atraerá la industria manufacturera mundial intensiva en mano de obra, debido a sus menores costos laborales, y emprenderá un camino hacia el desarrollo industrial impulsado por las exportaciones.6 Sin embargo, en la práctica, las industrias africanas dependen de las importaciones para muchos insumos, como materias primas, componentes y piezas de repuesto. Sin un desarrollado ecosistema de proveedores y prestadores de servicios, las fábricas africanas se enfrentan a problemas crónicos, como retrasos administrativos, embotellamientos, logística deficiente y tipos de cambio inestables, lo que hace difícil garantizar la calidad y puntualidad de los pedidos.7 En cambio, en Asia existe una red industrial completa y madura centrada en Japón y China. El resto de países de la región pueden encontrar sus propias ventajas comparativas en este sistema y aprovechar el bajo costo de su mano de obra para realizar transferencia industrial. Debido a la distancia geográfica, a los países africanos les resulta difícil integrarse en la red industrial de Asia. La mera reducción de los costos de producción no puede compensar la falta de apoyo en otros aspectos. Las empresas extranjeras que pretenden transferir la producción al continente sólo han podido mantener operaciones de menor escala en África Oriental y Meridional, enfrentando dificultades para ampliar.8
En lugar de perseguir modelos orientados a la exportación, las empresas industriales que han establecido un punto de apoyo para operaciones a largo plazo en África, que están impulsando el crecimiento conjunto de las compañías locales, se centran principalmente en los mercados nacionales de los países africanos. Su producción, abastecimiento, comercialización y ventas están arraigadas en el continente africano. Por ejemplo, Sun Jian (孙坚), un empresario de Wenzhou (China), recorrió Nigeria en 2010 y descubrió que gran parte de los productos cerámicos del país se importaban del extranjero. Sun vio una oportunidad comercial. Como la cerámica es pesada y frágil, no es apta para el transporte. Si se pudiera producir localmente, el fabricante tendría una gran ventaja en el mercado. Sun creó rápidamente la fábrica de cerámica de Wangkang en Nigeria con 40 millones de dólares. Las baldosas producidas se hicieron populares de inmediato entre los consumidores locales y pronto empezaron a escasear.9 Durante la última década, la empresa ha montado cinco grandes fábricas de baldosas en Nigeria, Ghana, Tanzania y Uganda, que representan el 25% de la capacidad de producción de baldosas cerámicas de África. Este ejemplo muestra cómo el desarrollo industrial puede tener lugar examinando de cerca el mercado africano e identificando nichos de mercado. Las empresas multinacionales suelen pasar por alto el mercado africano y rara vez prestan atención a las necesidades e intereses específicos de los consumidores locales. Por ello, los productos exportados a África suelen tener precios excesivos y estar pasados de moda. Al estrechar sus relaciones económicas y comerciales con los países africanos, las empresas chinas han desarrollado un mayor conocimiento del mercado africano y han detectado nuevas tendencias. Las empresas chinas se han instalado localmente para fabricar productos de uso cotidiano como materiales de construcción, muebles, plásticos, alimentos, medicinas, ropa y calzado. La producción local no sólo reduce significativamente los costos de transporte. También garantiza que los productos estén orientados y respondan a las cambiantes preferencias de los consumidores y a las tendencias del mercado. Estos productos de fabricación local no han sustituido a las importaciones existentes, han ocupado espacios en el mercado.
Las empresas chinas están en mejores condiciones de entender los mercados africanos y aprovechar las oportunidades industriales por dos razones: en primer lugar, la larga trayectoria de cooperación económica entre China y África y, en segundo lugar, el sólido sistema industrial chino. El fundador de Wangkang no se dedicaba originalmente a la industria cerámica. Sin embargo, cuando vio la oportunidad de negocio se puso rápidamente en contacto con proveedores de equipos de producción de cerámica en China y pudo montar líneas de producción en África en pocos meses. Wangkang confió en las empresas chinas para los servicios de instalación, depuración, formación y mantenimiento. China es el único país del mundo que alberga todas las categorías enumeradas en la Clasificación Industrial Internacional Uniforme de todas las Actividades Económicas de las Naciones Unidas (CIIU – ONU y UNSD – ISIC por su sigla en inglés), que abarca tanto las tecnologías de alta precisión como las industrias tradicionales de gama baja.10 La inestabilidad del suministro eléctrico y las dificultades de mantenimiento en el continente africano hacen que muchos de los nuevos tipos de maquinaria de precisión procedentes de Europa y Estados Unidos no sean los más adecuados para su uso en la fabricación africana. En contraste, algunos equipos básicos fabricados en China funcionan bien en este entorno, además de ser económicos y duraderos. Las inversiones industriales en el mercado africano pueden utilizar el amplio sistema industrial chino para proporcionar sólidos servicios de apoyo a las actividades de producción en África. Estas fábricas obtienen localmente las principales materias primas y venden sus productos en el mercado local, conformando gradualmente un sistema inicial de producción y circulación industrial. Si bien estas industrias se inician a pequeña escala, pueden impulsar el desarrollo cíclico global y constituyen una vía más sostenible hacia la industrialización.
Un ejemplo de ello es el auge de la industria local de reciclaje de plásticos en Ghana. Inicialmente, una empresa de la provincia china de Fujian comenzó a recolectar los envases para beber agua envasada desechados por la población local, que podían procesarse y venderse como bolsas de plástico destinadas al comercio. Aunque el trabajo era difícil y agotador, la empresa era bastante rentable porque casi no había competencia. Esta noticia pronto atrajo a muchos seguidores. Al principio, más de diez empresas chinas siguieron su ejemplo, además de empresas locales. A través de sus socios chinos, encontraron proveedores de maquinaria y equipos, introduciéndose también en este campo. En los primeros seis o siete años, los nuevos participantes no entablaron una competencia feroz. Trabajaron juntos para aumentar el tamaño de la “torta” de la industria (把行业蛋糕做大, bǎ hángyè dàngāo zuòdà). El alcance geográfico del reciclaje se amplió gradualmente de la capital de Accra a todo el país y se desarrollaron divisiones en la cadena industrial. Las empresas locales que están más familiarizadas con el entorno social pueden localizar mejor los lugares de vertido de los envases desechados. Por esto, se han centrado más en el reciclado ascendente y el tratamiento primario, empleando a cientos de recolectores de residuos. Las empresas chinas conocen mejor la maquinaria y la producción, y han invertido cada vez más en el procesamiento posterior de alta tecnología. Además, muchas empresas chinas y ghanesas han centrado su atención en otro tipo de reciclado y procesamiento de plásticos. Al identificar las oportunidades de mercado, las empresas chinas y ghanesas han impulsado el desarrollo de toda una cadena de reciclado y transformación de plásticos y de un sector industrial en Ghana.11
Desafíos y soluciones en la cooperación industrial sino-africana
Basándose en un modelo único de colaboración y en estructuras económicas complementarias, la cooperación industrial sino-africana ha alcanzado importantes logros en las dos primeras décadas del siglo XXI. En todo el continente africano, miles de empresas chinas han invertido o cofundado decenas de parques industriales, empleando a un gran número de trabajadores locales e impulsando el crecimiento de proveedores, prestadores de servicios y empresas derivadas.12 China ha establecido seis zonas de cooperación económica y comercial a nivel nacional en países como Egipto, Zambia, Nigeria, Mauricio y Etiopía, que han atraído a más de 300 empresas, generando empleo para más de 30.000 trabajadores locales.13 Sin embargo, persisten los desafíos a largo plazo en el camino de África hacia la industrialización, lo que supone un serio reto para el crecimiento sostenible de la cooperación industrial sino-africana.
Como ya se ha dicho, el principal reto de la industrialización africana es la falta de cooperación sistemática. La cooperación sino-africana ha avanzado en la resolución de algunos problemas de coordinación mediante la construcción de infraestructuras y parques industriales, el establecimiento de cadenas de suministro y la conexión de mercados. Sin embargo, un mayor desarrollo industrial requerirá mucho más que el suministro de equipos o la construcción de fábricas. Para industrializarse, los países en desarrollo deben experimentar un cambio radical de sus estructuras sociales y su ideología. En cada país o región, este proceso será diferente, dependiendo de las historias, culturas y costumbres locales. Por su parte, a la hora de asociarse con países africanos, China debe proceder comprendiendo las condiciones y complejidades locales. Las empresas chinas deben resolver adecuadamente las contradicciones y conflictos que surjan con los trabajadores locales, las comunidades indígenas, los socios comerciales y los organismos gubernamentales. Esto será especialmente importante a medida que aumenten las tensiones internacionales y las fuerzas políticas extranjeras intenten avivar las disputas y convertirlas en armas para sus propios intereses.
El economista sueco y premio Nobel Gunnar Myrdal señaló, ya en los años setenta, que los sistemas socioeconómicos tienen características de autorrefuerzo. Debido a la inercia social, los países no industrializados se enfrentan a una dificultad mucho mayor que los países desarrollados para transitar hacia sociedades industriales y continuar con el desarrollo industrial. Una serie de factores políticos, económicos, sociales y culturales contribuyen a mantener a estos países en un estado de equilibrio de bajo nivel.14 El economista singapurense-americano Yuen Yuen Ang afirma que existe un “problema fundamental” en el desarrollo, en el sentido que la prosperidad económica de un país requiere a menudo un fuerte apoyo institucional, “pero la consecución de estas condiciones previas también parece depender del nivel de riqueza económica”.15 Esto plantea el dilema del huevo o la gallina: muchos países en desarrollo carecen de los recursos necesarios para mejorar su entorno institucional y, en consecuencia, son incapaces de lograr un desarrollo industrial sostenible a largo plazo. A su vez, la economía sigue decayendo y el entorno institucional se deteriora aún más.
Superar este dilema cíclico es esencial para la industrialización africana y el éxito a largo plazo de la cooperación sino-africana. Para invertir este círculo vicioso, es necesario mejorar simultáneamente tanto el “huevo” como la “gallina” -es decir, el crecimiento económico y el desarrollo institucional- y promover un ciclo que se refuerce mutuamente. Sólo cuando todas las partes del proceso de industrialización se esfuerzan por alcanzar el mismo objetivo de promover el crecimiento sostenible de la productividad, pueden formarse sinergias. No obstante, este tipo de cooperación es difícil de lograr en la práctica. En la búsqueda de la industrialización, la mayoría de los miembros de la sociedad no están orientados hacia el crecimiento de la productividad a largo plazo. Sólo pueden ver las actividades locales y perseguir beneficios a corto plazo, desviándose así del objetivo general. Determinar cómo promover el reconocimiento generalizado y el compromiso con la industrialización de todas las partes de la sociedad, es una cuestión importante que los países africanos deben resolver para romper las limitaciones del pasado y lograr un progreso continuo.
Uno de los principales desafíos de la cooperación económica y comercial sino-africana está relacionado con las diferencias de perspectivas y objetivos de las distintas partes.16 Un ejemplo ilustrativo es la Compañía Textil Amistad Tanzania-China, gestionada conjuntamente por China y Tanzania. Por un lado, los objetivos principales de los directivos chinos son mejorar la productividad y los beneficios de la empresa. Por otro lado, los directivos tanzanos nombrados por el gobierno local no sólo se preocupan por la eficacia operativa, sino también por generar empleo e ingresos fiscales, además de aumentar las compras de algodón de producción local.17 Del mismo modo, en la construcción de infraestructuras y parques industriales suele haber diferencias en los objetivos de todas las partes implicadas. Por ejemplo, mientras las empresas chinas esperan aumentar sus beneficios y los funcionarios del gobierno chino quieren mejorar las relaciones políticas bilaterales, para los funcionarios del gobierno africano son importantes los ingresos fiscales y las oportunidades de empleo. Por su parte, las poblaciones locales esperan que los proyectos sean beneficiosos para su subsistencia y sus comunidades. Aunque estos objetivos están interrelacionados y son compatibles en muchos aspectos, las distintas prioridades pueden provocar desacuerdos y conflictos. Para alcanzar el consenso y sinergizar los esfuerzos, todas las partes deben hacer los ajustes oportunos para dar prioridad al objetivo más amplio del proceso de industrialización sobre sus respectivos objetivos individuales, encontrar puntos en común respetando las diferencias y lograr resultados mutuamente beneficiosos para todos.
Un proceso similar de adaptación e integración de diferentes perspectivas se produjo también durante las reformas chinas. En diversos momentos de las últimas cuatro décadas, el Estado ha tenido que gestionar diferentes tendencias de la sociedad, como el conservadurismo, el proteccionismo y el liberalismo, mediante la orientación teórica y la gestión administrativa, y en última instancia unificar diversos sectores para luchar por el desarrollo industrial. El reto de la cooperación internacional sino-africana incluye múltiples Estados, cada uno con su propio sistema de gobierno. Los asuntos no pueden resolverse mediante un liderazgo centralizado. La única vía de cooperación son los intercambios en igualdad de condiciones. En este sentido, los socios sino africanos deberían adherirse al espíritu progresista de “atravesar el río tanteando las piedras” (摸着石头过河, mōzhe shítou guòhé), en el que hacen hincapié en una comunicación sólida, la voluntad de ajuste y compromiso, la comprensión mutua y el consenso. En el ejemplo mencionado de la Compañía Textil Amistad Tanzania-China, la parte china respeta las tradiciones e intereses tanzanos, conserva a un gran número de empleados con muchos años de antigüedad y dialoga activamente con las organizaciones sindicales, al tiempo que subraya la naturaleza de mercado de la empresa, introduce el sistema de primas a destajo e identifica áreas para mejorar la productividad.18 Del mismo modo, en los proyectos de parques industriales e infraestructuras, la cooperación sino-africana ha aprendido del rápido desarrollo económico de China en los últimos cuarenta años, pero no se limita a un molde fijo. Se guía por el principio de “todos ganan” en la búsqueda de un crecimiento económico sostenible a largo plazo, teniendo en cuenta las necesidades de un mayor número de partes y estando dispuesta a sacrificar algunos beneficios comerciales a corto plazo por intereses políticos y sociales más amplios.19
Evidentemente, el intercambio de ideas no siempre llevará a las partes colaboradoras a alcanzar un entendimiento mutuo. Pero a largo plazo, estos intercambios son esenciales y constituyen el método más eficaz para garantizar el desarrollo continuo y profundo de la cooperación sino-africana. En última instancia, la industrialización africana sólo podrá realizarse gracias a las fuerzas motrices internas. Este es un punto en el que China hace hincapié en su asociación con los países africanos, basándose en su propia experiencia de desarrollo. Es un enfoque que difiere mucho del de los países occidentales.
Naturaleza y significado de la relación sino-africana
Occidente tiende a adoptar una postura condescendiente hacia el desarrollo y la industrialización de África. Ya sea en su papel de gobernante colonial, soberano o donante, los países desarrollados occidentales han juzgado a menudo a los países africanos según sus propios sistemas políticos y económicos. Han criticado a África por considerarla “atrasada” imponiendo sus propios modelos al continente. Por ejemplo, en la era del Consenso de Washington, Estados Unidos y los países europeos utilizaron a menudo métodos coercitivos como la retención de la ayuda y la promulgación de sanciones para obligar a los países africanos a aplicar las políticas económicas occidentales de libre mercado. En consecuencia, el enfoque occidental no sólo no ha logrado integrarse orgánicamente en las sociedades africanas. También ha fomentado la división y el malestar, retrasando los esfuerzos africanos por lograr una transformación industrial global y sostenible.
En su propia historia y desarrollo, China ha experimentado presiones externas y reveses similares a los de los países africanos. A través de su propia exploración, China ha encontrado un camino eficaz hacia la industrialización. Por ello, China tiene una perspectiva y una comprensión diferentes a las de Occidente cuando se trata de las contradicciones, los retos y las complejidades a las que se enfrentan los países en desarrollo en la búsqueda de la industrialización. En sus relaciones con los países africanos, China hace hincapié en la importancia del desarrollo económico y el crecimiento continuo de la productividad. Al mismo tiempo, persigue constantemente su propia modernización y crecimiento industrial, espera también promover el desarrollo común con África, salir de la pobreza y el subdesarrollo, y dejar de estar controlada y oprimida por Occidente. Para ello, China coopera con los países africanos en torno al objetivo de mejorar la productividad. Mantiene una actitud abierta y pragmática respecto a la forma en que los países africanos persiguen la transformación económica en sus diversas y singulares condiciones nacionales. En lugar de imponer cualquier política al continente africano, China anima a cada país a seguir su propio camino de desarrollo y a no seguir ciegamente ningún modelo. La BRI, que promueve la conectividad de las infraestructuras, el comercio, la integración financiera, las políticas complementarias y los intercambios entre personas, se guía por los principios del desarrollo colaborativo y la soberanía nacional.
El singular enfoque de la cooperación industrial sino-africana no sólo es necesario para el crecimiento económico, sino que también está guiado por un profundo pensamiento político. En su cooperación con los países africanos, China, al tiempo que hace hincapié en el desarrollo económico y la eficiencia del mercado, no ignora el ámbito político. El énfasis de China en la productividad procede de su propia experiencia práctica en la lucha contra el dominio de las potencias occidentales: sólo con una economía de mercado y un desarrollo industrial ha podido el país resistir la influencia y la injerencia extranjera. Esta orientación también es coherente con la prolongada política china de apoyo a la independencia y soberanía de los países africanos y de oposición al hegemonismo occidental. En la época contemporánea, el apoyo político internacional es más eficaz y sostenible a través de medios económicos. Al mismo tiempo, el énfasis en el intercambio igualitario en la cooperación sino-africana no es una postura puramente política. Por el contrario, se guía por el hecho de que la cooperación y la comunicación a largo plazo son necesarias para el establecimiento de un nuevo mercado global y un sistema industrial que se libere del histórico círculo vicioso del “huevo o la gallina”.
A medida que los países africanos avancen en su camino hacia la industrialización, los diferentes estratos sociales se verán afectados de maneras drásticamente distintas y tendrán sentimientos y opiniones marcadamente diferentes sobre las reformas económicas. Esto constituye a la vez un serio reto y una oportunidad histórica para la cooperación industrial sino-africana. A medida que las infraestructuras, las instalaciones industriales y otros proyectos chinos sigan desarrollándose en África, ambas partes profundizarán su entendimiento mutuo y su integración a través de la práctica. Tanto desde una perspectiva económica como política, China y África comparten el mismo objetivo general de promover la industrialización. Por lo tanto, pueden superar las barreras y los contratiempos temporales mediante la comunicación y el ajuste. En ese proceso gradual, la cooperación abundante y amplia a múltiples niveles puede ayudar a China y África a construir una conexión y un consenso más estrechos y profundos.
Notas
1 Unión Africana, Action Plan for the Accelerated Industrial Development of Africa [Plan de Acción para el Desarrollo Industrial Acelerado de África] (Adís Abeba: Unión Africana, 2007), https://au.int/web/sites/default/files/documents/30985-doc-plan_of_action_of_aida.pdf.
2 Adam Smith, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations [Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones] (Edimburgo: Thomas Nelson Press, 1843), 3-5.
3 Tang Xiaoyang y Tang Xiyuan, “从政府推动走向市场主导:海外产业园区的可持续发展路径” [De la iniciativa gubernamental a la orientación al mercado: el camino hacia el desarrollo sostenible de las zonas industriales de ultramar], 外交评论 [Revista de Asuntos Exteriores], no. 6 (2019).
4 “ENR’s 2018 Top 250 International Contractors” [Los 250 mejores contratistas Internacionales de 2018 según ENR], Engineering News-Record [Noticias y Ranking de Ingeniería], agosto de 2018, https://www.enr.com/toplists/2018-Top-250-International-Contractors-1.
5 Lin Songtian, “外交部非洲司司长林松添在中非智库论坛第五届会议全体会上的发言” [Palabras de Lin Songtian, Director General del Departamento de Asuntos Africanos del Ministerio de Asuntos Exteriores, en la Sesión Plenaria de la Quinta Reunión del Foro de Grupos de Reflexión China-África], Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular China, 18 de abril de 2016.
6 Justin Yifu Lin, “From Flying Geese to Leading Dragons: New Opportunities and Strategies for Structural Transformation in Developing Countries” [De gansos voladores a líderes dragones: nuevas oportunidades y estrategias para la transformación estructural en los países en desarrollo], Policy Research Working Paper 5702 [Documento de trabajo en investigación de formulación de políticas], Banco Mundial, Washington, DC, junio de 2011, https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=1871599.
7 Tang Xiaoyang, “The Impact of Asian Investment on Africa’s Textile Industries” [El impacto de la inversión asiática en la industria textil africana], Centro Carnegie-Tsinghua para Política Global, Pekín, agosto de 2014, https://carnegieendowment.org/files/china_textile_investment.pdf.
8 Tang Xiaoyang, Coevolutionary Pragmatism: Approaches and Impacts of China-Africa Economic Cooperation [Pragmatismo coevolutivo: enfoques e impactos de la cooperación económica China-África] (Cambridge: Cambridge University Press, 2020).
9 Sun Jian (fundador del Grupo Wangkang), entrevista por el autor, Estado de Ogún, Nigeria, julio de 2014.
10 Yang Yang, “China Becomes World Leader in Industrial Economy Scale” [China se convierte en líder mundial de la economía industrial a gran escala], Diario de China, 23 de septiembre de 2019, https://global.chinadaily.com.cn/a/201909/23/WS5d888ad6a310cf3e3556cf80.html.
11 Tang Xiaoyang, “8 Geese Flying to Ghana? A Case Study of the Impact of Chinese Investments on Africa’s Manufacturing Sector” [¿8 gansos volando hacia Ghana? Estudio del impacto de las inversiones chinas en el sector manufacturero africano], Journal of Contemporary China [Revista de la China Contemporánea] 27, no. 114 (2018).
12 Irene Yuan Sun, Kartik Jayaram y Omid Kassiri, “Dance of the Lions and Dragons: How Are Africa and China Engaging, and How Will the Partnership Evolve?” [Danza de leones y dragones: ¿Cómo se relacionan África y China y cómo evolucionará la asociación?], McKinsey & Compañía, junio de 2017, https://www.mckinsey.com/~/media/mckinsey/featured%20insights/middle%20east%20and%20africa/the%20closest%20look%20yet%20at%20chinese%20economic%20engagement%20in%20africa/dance-of-the-lions-and-dragons.ashx.
13 Tang, Coevolutionary Pragmatism [Pragmatismo coevolutivo].
14 Gunnar Myrdal, The Challenge of World Poverty: A World Anti-Poverty Program in Outline [El desafío de la pobreza en el mundo: Esbozo de un programa mundial de lucha contra la pobreza] (London: Allen Lane, 1970), 268.
15 Yuen Yuen Ang, How China Escaped the Poverty Trap [Cómo China escapó de la trampa de la pobreza] (Ithaca: Cornell University Press, 2016), 1.
16 Kuang Lulin, “文化差异对中非经贸合作的影响及其应对” [La influencia de las diferencias culturales en la cooperación económica y comercial sino-africana y las medidas de respuesta], 产业与科技论坛 [Revista de la Ciencia e Industria], no. 3, 2019.
17 Wu Bin (Gerente General de la Compañía Textil Tanzania-China Friendship), entrevistas con el autor, Dar es Salaam, Tanzania, septiembre de 2011 y agosto de 2014.
18 Wu Bin, entrevistas.
19 Tang, Coevolutionary Pragmatism [Pragmatismo coevolutivo].
Bibliografía
Ang, Yuen Yuen. How China Escaped the Poverty Trap [Cómo China escapó de la trampa de la pobreza]. Ithaca: Cornell University Press, 2016.
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